Las películas de mi vida/ "REGRESO AL FUTURO"
Volver al pasado para reformar el presente
Viendo ayer "Regreso al futuro", cómodamente apoltronado en mi sofá, pudiendo elegir en qué momento comenzaba la proyección, cuántas pausas debían hacerse y qué volumen debía tener el equipo de sonido Dolby 5.1 para acallar el griterío de la procesión, no pude evitar acordarme de aquella tarde, hace ya ¡25 años! (¡joder, cómo pasa el tiempo!) en que llegué al cine Navas de Alicante con tres cuartos de hora de antelación con respecto al horario previsto... y tuve que volverme con las mismas a mi casa, debido a la enorme cola que partía de la taquilla y cubría las dos o tres manzanas adyacentes.
"Regreso al futuro" fue una especie de regalo de graduación que Steven Spielberg (n. 1946) otorgó a uno de sus discípulos más aventajados, el joven Robert Zemeckis. Zemeckis (n. 1952) tenía tan sólo tres films en su haber (“Locos por ellos”, "Frenos rotos, coches locos" y "Tras el corazón verde"), pero ya apuntaba buenas maneras y estaba tan dotado para la comedia como para la aventura. Era un tiempo en que Spielberg comenzaba a ser considerado "El Rey Midas de Hollywood", ya que todos los productos que tocaba, ya fuese como realizador ("En busca del arca perdida", "E.T., el Extraterrestre", "Indiana Jones y el templo maldito") o simplemente como productor ("Poltergeist", "Gremlins", "Los Goonies") obtenían un éxito superlativo, por lo que, para prolongar su racha triunfal, decidió producirle a Zameckis un guión que había escrito a medias con su colega Bob Gale y que, combinando aventura, ciencia ficción, comedia y crónica costumbrista, contaba la historia de “un muchacho que viaja hacia atrás en el tiempo y su madre se enamora de él”.

Bob Gale (n. 1951) y Robert Zemeckis escribieron el primer borrador de “Regreso al futuro” a finales de 1980, bastante antes de que el segundo llamara la atención de la Industria con “Tras el corazón verde”, que protagonizaron Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito. Parece ser que Gale, ojeando el viejo anuario escolar de su padre, se preguntó cómo hubiera sido poder compartir aquella época estudiantil con él, más que nada para comprobar si eran verdad todas las batallitas que tantas veces le contaba. En esta fase preliminar del proyecto, ya existían Marty y Doc y la necesidad de realizar un par de viajes en el tiempo, pero había algunas diferencias bastante significativas. Para empezar, el medio de locomoción con el que efectuar el salto temporal no era un coche, sino una nevera. Afortunadamente, alguien pensó que, una vez vista la película, algún niño podía quedar atrapado en el frigorífico tratando de imitar a sus héroes, con consecuencias más bien fatales, por lo que se planteó la segunda opción del DeLorean, que fue la que se mantuvo hasta el final. Por otra parte, la primera mascota de Doc Brown no era un perro llamado “Einstein” (homenaje al genial descubridor de la Relatividad) sino un chimpancé llamado “Shemp”. Asímismo, dado que en 1955 no podía obtenerse plutonio, lo primero que se pensó fue que Doc y Marty acudían a una instalación militar de Nuevo México tratando de hacerse con una bomba atómica, si bien, felizmente, los guionistas se acabaron decidiendo por un impulsor más natural como es el rayo. El caso es que Gale y Zemeckis terminaron el guión en apenas un fin de semana, y, con él bajo el brazo, se dirigieron a varias productoras (Disney y Columbia) que, tras leerlo, lo rechazaron. Sólo Amblin, la pequeña empresa de Steven Spielberg, mostró interés en el proyecto, si bien les recomendó que lo puliesen un poco. No obstante, como dije anteriormente, no fue hasta que el taquillazo de “Tras el corazón verde” le hizo famoso, cuando Robert Zemeckis se decidió a volver a visitar a su mentor Spielberg (que ya le había producido “Locos por ellos” y “Frenos rotos, coches locos”), quien esta vez dio el “Sí” sin dudarlo, contando con Universal Pictures para la distribución del film.
Elegir el reparto de actores secundarios para “Regreso al futuro” no fue excesivamente difícil. Los papeles de los personajes que “rejuvenecen” (o “envejecen”, según se mire) pero han de ser encarnados por los mismos intérpretes se asignaron a los jóvenes y talentosos Crispin Glover (George McFly), Lea Thompson (Lorraine Baines McFly) y Thomas F. Wilson (Biff Tannen). Claudia Wells fue Jennifer, la novia del protagonista, y, como dato anecdótico, os sorprenderá saber que Billy Zane, futuro villano de “Titanic”, fue uno de los compinches de Biff en los años 50. James Tolkan interpreta a Strickland, el director eternamente calvo del Instituto, y el gran Christopher Lloyd (n. 1938) tuvo a su cargo el papel bombón del científico loco Doc Brown. Encontrar a Marty fue bastante más accidentado. Los primeros candidatos fueron C. Thomas Howell (visto fugazmente en “E.T.”) y Eric Stoltz (“Aquel excitante curso”), siendo elegido este último. El rodaje comenzó de forma casi cronológica (primero se rodaron las escenas en las que Doc le enseña a Marty su último invento), pero algo fallaba. La actuación de Stoltz, demasiado envarado y sin la chispa de humor que se le presuponía a su personaje, y la nula química con Christopher Lloyd hicieron a Zemeckis considerar la posibilidad de paralizar la filmación y lanzarse a la búsqueda de un nuevo actor. La elección definitiva fue el simpático Michael J. Fox (n. 1961), quien por entonces triunfaba en la televisión con la serie “Enredos de familia”. Fox pudo negociar con la cadena que se le permitiera compaginar los rodajes de los episodios pendientes con el de la película que le iba a lanzar a la fama, e inmediatamente se incorporó a la filmación de “Regreso al futuro”, volviéndose a rodar las escenas desechadas con resultados sorprendentemente buenos.

El maravilloso guión urdido por Bob Gale estuvo a punto de llevarse el Oscar (al final lo ganó “Unico testigo”), y lo cierto es que está lleno de imaginación e inteligencia. El hecho de jugar con tres realidades diferentes (el presente, en los años 80; el pasado, en los años 50; y nuevamente el presente ochentero, sólo que ligeramente “reformado” tras el viaje de Marty) permite que todo el film esté lleno de alusiones a determinados aspectos de la historia y los personajes, que sólo captaremos si nos fijamos muy mucho en todos los detalles que se ven y se oyen. Al principio, un coche emite propaganda electoral del actual alcalde de color, Goldie Wilson, y nada más retroceder Marty a los cincuenta, presenciamos un divertido chiste a costa de las ambiciones políticas del joven Goldie, apenas un camarero obligado a servir mesas y barrer suelos. También es genial la broma con respecto al tío Joey, presidiario recalcitrante que, cuando era bebé, ya se pasaba la vida entre los barrotes de su parque infantil. Las alusiones al presidente Reagan también son de lo más divertidas (“Si Reagan es el Presidente, ¿quién es el Vicepresidente? ¿Jerry Lewis? ¿Y el Secretario de Defensa? ¿John Wayne?”, se burla el Doc Brown de 1955), así como la genial aparición del supuesto primo de Chuck Berry, que, mientras Marty está tocando “Johnny B. Goode”, llama a su primo para decirle que acaba de encontrar el sonido que Chuck andaba buscando (como todos sabéis, precisamente fue “Johnny B. Goode” el mayor éxito del genial guitarrista negro). Sería imposible referir aquí todos los aparentemente pequeños pero ingeniosísimos hallazgos, que sólo se perciben si se le prestan a la película todos nuestros cinco sentidos y que ya nunca se olvidan.
“Regreso al futuro” se estrenó en Estados Unidos el 3 de Julio de 1985, y acabó convirtiéndose en la película más taquillera del año. Su trama fantasiosa pero menos, su humor blanco y familiar, la excelente dirección de actores, las estimulantes composiciones de Michael J. Fox, Crispin Glover, Lea Thompson, Thomas F. Wilson y, sobre todo, Christopher Lloyd, la música de Alan Silvestri y, cómo no, los asombrosos efectos visuales diseñados por Industrial Light and Magic, hechizaron a los espectadores de la época, siendo inevitable la realización de dos secuelas. Pero, amigos, ésa es otra historia… de la que hablaremos en otro tiempo.
Luis Campoy
Lo mejor: el guión, la banda sonora, Michael J. Fox y Christopher Lloyd
Lo peor: que sus múltiples chistes privados no sean comprensibles para quienes no han estado lo suficientemente pendientes, y que toda la trama espacio-temporal asuste a determinadas personas poco amigas de pensar
Calificación: 9 (sobre 10)
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