Cine/ "LA SOMBRA DEL PODER"


Periodismo a la antigua usanza


Cuando parecía que empezaba a ser inhabitual encontrar una película comercial que fuese, además, inteligente, llega “La sombra del poder” para inyectarnos nuevas esperanzas. La joven ayudante de un congresista que investiga a una corporación paramilitar resulta muerta en extrañas circunstancias. El político es incapaz de contener las lágrimas cuando se le comunica la muerte de la chica, y enseguida se le atribuye un romance extramarital con ella. Un veterano periodista, amigo íntimo del congresista y que en el pasado tuvo que elegir entre la amistad hacia éste y el amor por su esposa, inicia una investigación cuyas consecuencias serán mucho más devastadoras que las inicialmente previstas… El origen de “La sombra del poder” (ridículo título español que ningunea al original, “State of play”, “El estado del juego”) fue una miniserie producida por la BBC británica que se hinchó (merecidamente) a premios y que, para convertirse en película, ha sido convenientemente trasladada a los Estados Unidos y a la peculiar idiosincrasia yanqui. El sustrato argumental, empero, permanece, así como los protagonistas principales, el político y su amigo periodista. Quienes primero sonaron para encarnar estos papeles en la pantalla grande fueron, respectivamente, Edward Norton y Brad Pitt; el uno se apeó por problemas de agenda y el otro, por supuestas deficiencias en el guión. Personalmente, no encuentro lagunas en el libreto de la cinta, pero tengo que decir que me alegro bastante de que Pitt decidiese no participar y en su lugar se contratase al estupendo Russell Crowe, que nunca me cansaré de decir que es uno de mis actores favoritos. A estas alturas creo que nadie puede dudar de que Crowe es capaz de dar credibilidad a cualquier papel, desde el gladiador de “Gladiator” al matemático pirado de “Una mente maravillosa” pasando por el seboso jefe de la CIA en “Red de mentiras” o el pistolero de “El tren de las 3:10”. Su interpretación en “La sombra del poder” es, como suele ser habitual, lo mejor de la película, aunque, para variar, los demás elementos no desentonan demasiado. El guión (que, recordemos, no le gustó a Brad Pitt) es excelente, con el grado justo de complejidad y rozando el maniqueísmo pero sin traspasar la línea, la realización es clásica y con buen ritmo, y los demás actores intérpretes arropar a Crowe resaltando lo buen actor que es; Helen Mirren, que interpreta a su jefa, y Robin Wright Penn, que es la esposa del congresista, están muy bien pero salen poco, y lo mismo puede decirse de los muy entonados Jason Bateman y Jeff Daniels; en cuanto a Ben Affleck (el político) y, sobre todo, la repelente Rachel McAdams, parece que juegan en una liga inferior y protagonizan los momentos más débiles del film. Por el modo en que se presenta la profesión del periodista, cuya entrega e idealismo pueden verse seriamente perjudicados si su trabajo no llega a la redacción antes de que la edición del periódico entre en máquinas, podría entenderse que “La sombra del poder” es una especie de “thriller periodístico crepuscular”, pero, afortunadamente, la alternativa cibernética representada por el blog que escribe el personaje de Rachel McAdams no resulta para nada atractiva, razón por la cual, asimismo, el director Kevin MacDonald ha tenido el buen gusto de obviar una relación romántica entre los dos reporteros, lo cual demuestra, como dije al principio, que nos hallamos ante una película inteligente.

Luis Campoy

Lo mejor: Russell Crowe, la calculada complejidad del guión
Lo peor: Ben Affleck y, sobre todo, Rachel McAdams
El cruce: “Todos los hombres del Presidente” + “Zodiac” + “Michael Clayton”
Calificación: 9 (sobre 10)



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