Golpe institucional



Siguiendo la línea argumental esbozada en mi artículo de ayer, nunca está de más recordar que, no hace muchos años, el pensamiento político estaba prohibido en España. Sólo se permitía la existencia de un partido (el del Movimiento), sólo podía actuar un sindicato (el Vertical) y quienes no estuviesen de acuerdo con tal despliegue de “libertades” ya sabían dónde se cogía el ferry para Orán o el autobús para Perpignan… si acaso la policía política no les enchironaba antes. Disfrutar nuevamente de un régimen democrático ha costado (nunca mejor dicho) sangre, sudor y lágrimas, y pocas veces nos damos cuenta de lo mucho que hemos avanzado en este sentido. Sin embargo, demasiado a menudo se confunden la democracia con el poder, el gobierno con el enriquecimiento. El alcalde de Jerez dijo que “La Política es un cachondeo”; mi padre, bastante más prosaico, me enseñó que “la Política es asquerosa”. Todo ésto viene a cuento de los resultados de las recientes elecciones autonómicas celebradas el pasado domingo en Galicia y el País Vasco. A nadie se le escapa que los recientes acontecimientos relacionados con la supuesta corrupción que salpica a determinados cargos del Partido Popular están (todavía a estas horas) siendo investigados por Baltasar Garzón, un juez de contrastada ideología socialista, que, para más INRI, no tuvo ningún pudor en irse de cacería con el entonces ministro de Justicia. La pieza más valiosa que se cobró aquella pintoresca jornada de caza fue la cabeza del ya ex–ministro Bermejo, y lo más curioso de todo es que, muy a pesar de esa (nada casual) campaña de acoso y derribo contra el PP, los gallegos han decidido que quien merecía ser castigado no era el acusado sino el acusador, o séase, el PSOE. La derrota de Emilio Pérez Touriño en Galicia simplemente no tiene paliativos, y por ello el aparato gubernamental está dedicando tantos esfuerzos a intentar que la opinión pública mire hacia otro lado, concretamente hacia Euskadi. Y, desde cierto punto de vista, la verdad es que no les falta razón. Después de treinta años de gobierno nacionalista (es decir, independentista, por no decir separatista), los vascos (y las vascas) le han negado la mayoría absoluta al PNV, por lo que el Partido Socialista de Euskadi comandado por Patxi López podría convertir en realidad los sueños nada eróticos del presidente del Parlamento vasco, Josu Erkoreka, que hace pocos días afirmó que sería más fácil ver un cerdo volando que un lehendakari socialista. ¿Habrá tenido algo que ver en todo ésto el muy loable pero quizás excesivo sentido del humor del todavía lehendakari Juan José Ibarretxe? Durante el fin de semana carnavalesco, a don Juan José se le fue la olla y se creyó de verdad que, tal y como se venía rumoreando por internet, existía un parecido innegable entre él y el vulcano Mr. Spock encarnado en las películas de la saga “Star Trek” por el actor Leonard Nimoy. Ibarretxe se hartó de hacerse fotos en compañía de trekkies disfrazados de Spock y llegó a decir estupideces como que “desde la nave Euskalprise (palabro que parodiaba el nombre del Enterprise, el vehículo espacial en el que viajaba la tripulación del Capitán Kirk) había tenido constancia de que la galaxia vasca estaba tratando de ser controlada por otras galaxias”. Chorradas aparte, está claro que la llave de la gobernabilidad de la problemática Euskalherría la ostenta Patxi López, quien ya está tanteando al PP vasco para alcanzar algún acuerdo que le permita formar gobierno sin contar con el PNV, ante lo cual el peneuvista Iñigo Urkullu no ha tenido reparo alguno en desmelenarse con unas peligrosísimas declaraciones en las que afirma que la mera posibilidad de gobernar el País vasco sin el PNV es un “golpe institucional”. ¡Olé tus güevos, tío! ¡Lo que les faltaba al tío Aitor y a la tía Maitexu (por poner un ejemplo de vascos – y vascas -de a pie) para tomarse en serio lo de que “la galaxia vasca pretende ser controlada por otras galaxias” y radicalizarse aún más para frenar al “invasor español no nacionalista”!. Si individuos como Urkullu tienen la más mínima idea de lo que es la responsabilidad, la mesura y el bien común, que baje San Mamés y lo vea. Eso sí, al menos, los vascos (y las vascas) pueden darse con un canto en los dientes tras la épica clasificación del Athletic anoche ante el Sevilla, que les catapulta a la Final de la Copa del Rey a disputar en Mayo ante el otro club “separatista”, el Barça de Guardiola y el “canguelo”. Patxi López ha declarado que ese día estará en Valencia presenciando el partido, ya sea como lehendakari o como cualquier otro hincha del Athletic. Esperemos que para entonces ya se haya resuelto el espinoso tema de la gobernabilidad y que algunos bocazas hayan aprendido a no soliviantar más a quienes anteponen su patria chica a la patria común que delimita la Constitución.

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