Cine/ "SLUMDOG MILLIONAIRE"



Esto es Cine

Mi recuerdo más vívido acerca del concurso “¿Quién quiere ser millonario?”, cuya edición española presentó Carlos Sobera, se remonta a un sábado, ya muy lejano en el tiempo, en que presencié una de las primeras ediciones del programa hallándome en casa de mis amigos Eugenio y Ascen. Mucho ha llovido desde entonces, muchas cosas han cambiado, pero aquel concurso no sólo ha sobrevivido a mi memoria sino que se ha extendido por todo el mundo e incluso ha servido de base a la película que ha barrido en la edición anual de los Premios Oscar que otorga la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood. “Slumdog Millionaire” podría traducirse como “Perro de las chabolas millonario”, y su protagonista no es un can de cuatro patas, sino un joven hindú cuya primera niñez se desarrolló en uno de esos poblados chabolistas que todavía existen en la periferia de las enormes metrópolis de la India. Los “perros de las chabolas” pertenecen a la clase social más baja y su existencia flirtea diariamente con la miseria y la desgracia. El pequeño Jamal consigue, no obstante, mantener virgen la pureza de su alma infantil, a pesar de perderlo todo tras escapar a la muerte junto a su hermano Salim. Dos niños hindúes huyendo del Destino acompañados brevemente por una muchacha llamada Latika, cuyo recuerdo jamás abandonará a Jamal. Tras años y años de pillerías, de estafas y, sobre todo, de casi milagrosa supervivencia, el único reducto donde seguir siendo inocente, donde seguir siendo niño, es el corazón, y Jamal decide presentarse a “¿Quién quiere ser millonario?” tan sólo para recuperar a Latika, su primer y único amor. Es durante la celebración del programa cuando el director Danny Boyle nos va narrando, mediante flashbacks, la peripecia vital de Jamal, como si todos y cada uno de los tragicómicos avatares de su vida le hubiesen servido de preparación para ir respondiendo con solvencia a las endiabladas preguntas del concurso. Mas todo lo que he contado hasta ahora tiene poca o ninguna relevancia porque la insospechada magia de “Slumdog Millionaire” estriba en que, como pocas veces se ha visto en una pantalla, el “cómo” se alza triunfante por encima del “qué”, y no a la inversa. Ninguna de las películas anteriores de Danny Boyle podía presagiar ninguno de los logros de este su último film, pues ni sus trabajos relativamente buenos (“Trainspotting”, “28 días después”) ni, por supuesto, los rematadamente malos (“La playa”, la horrorosa “Sunshine”) tienen absolutamente nada que ver con el poderío y la riqueza visual que exhala “Slumdog…”. Desde la primera secuencia pude comprobar, alucinado, que cada plano de la película estaba concebido para ser una verdadera obra de arte, atrevida y no siempre accesible para todos los paladares, pero obra de arte al fin y al cabo. La composición de los encuadres, el tratamiento de la luz y, sobre todo, la paleta pictórica que hace de los vivos colores de la India un arco iris resplandeciente, te atrapa en una telaraña invisible y, a poco que te dejes llevar, no te suelta en ningún momento, ni siquiera cuando la proyección ha concluído. No quiero decir con ésto que la historia carezca de interés o que sea incapaz de trascender los tópicos que la nutren; nada más lejos de la realidad. El guión del film, que adapta con solvencia la novela “Q & A” de Vikas Swarup, consigue reeditar un sinfín de rasgos dickensianos pasándolos por un tamiz netamente bollywoodiense, y sabe transmitir las emociones del protagonista desde su perspectiva de infantil ingenuidad o juvenil amargura. Lo que quiero decir es que, si correcto es el basamento narrativo de raíces literarias, muchísmo más esplendorosa resulta la narración estrictamente cinematográfica. Hace una semana envidiaba a los amigos que habían podido ver “Slumdog Millionaire” en sus ordenadores de sobremesa, descargada merced a las excelencias de la sociedad globalizada en la que vivimos; ahora digo que quienes se limiten a contemplar esta película de esa manera casi me inspiran un poquito de lástima. Una obra como ésta necesita, pide a gritos, una pantalla inmensa y correctamente calibrada para capturar su maravilloso colorido, y una sonorización poderosa para dejarte envolver en su inigualable universo de sonido y música. El compositor A.R. Rahman se ha llevado sendos oscars por su banda sonora para “Slumdog…”, y uno sólo se da cuenta de hasta qué punto son ambos merecidos DESPUÉS de ver la película en una sala de cine, tras percibir cómo los sones étnicos se combinan con los sintetizadores y las percusiones de Rahman para crear una atmósfera de la que, aun siendo testigos de tanta injusticia y sufrimiento como se nos narra, lo que nos apetecería sería no salir. El número de baile con el que concluye el film, filmado en la estación de tren al ritmo de la oscarizada canción “Jai Ho”, no está colocado por casualidad. Ese final en el que los protagonistas bailan al frente de una variopinta masa coral representa el idílico happy end de una fábula vestida de realismo pero que en ningún caso ha pretendido ser una obra documental, sino una especie de cuento de hadas al estilo hindú. A Danny Boyle, Oscar a la Mejor Película y al Mejor Director, puede que le haya sonado la flauta por casualidad, pero ¡menuda música toca esa flauta!. “El caballero oscuro”, “El curioso caso de Benjamin Button” y “El lector” son, todas ellas, buenas películas, pero “Slumdog Millionaire” es CINE. Cine en estado puro.

Luis Campoy

Lo mejor: el color, la fotografía, la música, el sonido….
Lo peor: que incluso esta película tenga que terminarse
El cruce: “Oliver Twist” + “El río” + “Gandhi”
Calificación: 9,5 (sobre 10)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bueno parece que ultimamente escribes bastante y cuesta estar al dia en tu blog, por otra parte es tan extenso que algunos ordenadores les cuesta abrir la pagina. Hablemos de cine Slumdog Millionaire para mi sobrevalorada, edulcorada, sentimental, todos hemos crecido con el programa quieres ser millonario y el insufrible carlos sobera pero de ahi a que identifiquemos nuestra vida con estas reseñas va un largo trayecto,la india puede ser miles de cosas y esta es una de ellas pero creo que no es imparcial.En un momento dado vale pero el tiempo pone las cosas en su lugar y ya veremos el recorrido de esta pelicula.

Alburkerke
Anónimo ha dicho que…
Sobre “Slumdog…”: A mí me encantó, pero, tal y como digo, mucho más la forma que el fondo. Ya digo que para mí es una especie de cuento de hadas, y con ello quiero decir que no puedes tomártela totalmente en serio. Y yo el “¿Quién quiere ser millonario?” sólo lo habré visto tres o cuatro veces, tan sólo elegí empezar el artículo citando esa ocasión en que lo ví en compañía de otro amigo que también suele seguir el blog.

Y sobre el blog en sí: es cierto, incluso en mi propio ordenador la página tarda mucho en abrirse. Ojalá supiera cómo arreglarlo. Pero tampoco quiero ponerme a borrar artículos anteriores…….

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