Cine/ "CHE: El Argentino"


Extraña película. Mientras la veía, sólo era capaz de pensar en sus evidentes limitaciones presupuestarias, en su ritmo tedioso y en su mensaje de estéril reivindicación. Sin embargo, por la noche, recordé con agrado los más nimios pero afortunados detalles, sus hermosos diálogos libertarios y, por encima de todo, la poderosa interpretación de su protagonista, Benicio del Toro. A diferencia del otro Del Toro, Guillermo, director de “El Laberinto del Fauno” y “Hellboy”, Benicio, puertorriqueño de nacimiento, ha realizado toda su carrera (actoral) en el seno de los Estados Unidos, si bien tratando de mantenerse al margen de las producciones más descaradamente comerciales. Su físico, digamos, poco convencional le ha catapultado hacia papeles dramáticos y desgarrados, y no es de extrañar que el director Steven Soderbergh, que ya le dirigió en la premiada “Traffic”, le confiase el reto de dar peso y credibilidad a una de las más famosas serigrafías del siglo XX. Ernesto Guevara, apodado “Che” por su muy argentina interjección, de la que en casi ninguna frase se despegaba, era un estudiante de medicina de inquieta mentalidad, que tropezó con un joven Fidel Castro a quien apoyó en su cruzada de liberación del pueblo de Cuba, la cual, como casi todas las cruzadas, no se libró precisamente en los foros parlamentarios sudamericanos, sino en las sierras y montañas cubanas, desde donde los guerrilleros fueron avanzando hasta acceder a una Habana de la que lograron expulsar al odiado general Fulgencio Batista. De que el Che Guevara haya pasado de ser un simple y oscuro revolucionario, sucio y barbudo, a convertirse en un icono e ídolo de masas tienen la culpa dos factores: en primer lugar, la famosa foto tomada por Alberto Korda, y, en segundo, la dramática muerte del Che, acaecida cuando sólo tenía 39 años, víctima de una emboscada urdida por el ejército boliviano con la colaboración de la CIA estadounidense. Pero todo esto último no aparece en el film que estoy comentando, “Che – El Argentino”, a la sazón primera entrega de un díptico que se completará dentro de unos meses con el estreno de la segunda parte, “Che – Guerrilla”. No soy capaz de imaginar lo que debe ser asistir a la proyección conjunta de ambas películas, sumando una duración total aproximada de cuatro horas y media llenas de miseria, injusticia, violencia, idealismo y traición. “El Argentino” alterna una narración más o menos lineal con la comparecencia, en 1964, del Che Guevara ante la Asamblea de las Naciones Unidas, filmada en blanco y negro para resultar más aséptica y documentalista. Benicio del Toro está ciertamente impresionante, tan creíble en su encarnación del estudiante tímido e idealista de su juventud como del curtido guerrillero que dividió a la opinión pública mundial entre quienes pensaban que era un héroe del pueblo y los que opinaban que era un terrorista genocida sin escrúpulos. Francisco Rabal, Gael García Bernal e incluso Antonio Banderas (en “Evita”) habían interpretado antes al Che, pero no me cabe duda de que la creación de Benicio del Toro será la que pase a la posteridad, aunque me temo que el film de Steven Soderbergh no va a tener la repercusión deseada, entre otras cosas porque es muy difícil instruir y aleccionar mientras se está provocando el aburrimiento del público.
Luis Campoy
Calificación: 6 (sobre 10)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Buenasssss.

Esta no tengo nigún interés en verla. Ya he oído a algún crítico por ahí que ponen al Che de bueno buenísimo revolucionario sin ver la realidad de su vida. Sus cosas buenas y... si, también sus cosas malas. Y no digo más. Adios. JA desde Alicante.
Anónimo ha dicho que…
Yo no diría que la parcialidad o el subjetivismo son los peores defectos... sino más bien la amenaza nada camuflada del tedio y el bostezo. Saludos.

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