La maldición de los electrodomésticos


Tal vez podría parecer que mi condición de empleado de cierta empresa eléctrica debería conllevar cierta predisposición a que los aparatos electrodomésticos fuesen benévolos e incluso amistosos para conmigo. Nada más lejos de la realidad.

Hace unas semanas os contaba la rocambolesca odisea que viví cuando me decidí a agenciarme la mejor PDA del mercado, pero aquéllo, ya felizmente superado, tan sólo fue una más de una sucesión de desventuras que un día pienso convertir en el guión de un culebrón de sobremesa con todas las papeletas para el éxito. A veces pienso que soy un gafe de la electrónica y la informática, y ejemplos concluyentes no me faltan.

- Ordenadores: sería imposible enumerar las veces que he tenido que formatear mis computadoras y reinstalar todos los programas. Unas veces ha sido por la vil intromisión de un maléfico virus, y otras porque me he portado como un chiquillo “manifacero” que, tratando de eliminar archivos supuestamente innecesarios, he inutilizado determinados programas que sí los necesitaban. Pero no siempre ha sido culpa mía. El primer ordenador con Windows 3.1 que compré, hace como quince años, venía con tantos problemas de hardware que, durante las sucesivas visitas del técnico, acabamos haciéndonos íntimos amigos (saludos, Matías). Hace mucho menos tiempo, empezaron a sucederse una infinidad de anomalías en la parte dura que me permitieron batir todos los records mundiales de formateo, reinstalación y reformateo del PC, hasta que descubrimos que el trastorno se generaba en una placa base prematuramente envejecida cuya sustitución acabó con tal retahíla de incidentes.

- Reproductor MP4: compré uno debido a que la super PDA carecía de la función de radio, y el aparatito elegido tenía un arañazo en la pantalla que me obligó a llevárselo al vendedor para que me lo cambiase por otro. El nuevo, sin embargo, tardaba tantas semanas en venir que, finalmente, regresé al comercio y me llevé nuevamente el arañado, que, a los pocos días, sufrió un golpe que lo dejó hecho añicos. Empecinado en mi objetivo, adquirí un nuevo modelo, que parecía una virguería… hasta que lo desembalé y comprobé que todas las memorias se borraban solas y las fotos que hoy cargaba, mañana eran irreconocibles para el software del aparato. Naturalmente, me lo cambiaron por otro, que es el que todavía hoy utilizo… con un golpecito en la pantalla del que, lamentablemente, he sido yo el involuntario responsable.

- Disco Duro multimedia. Para jubilar definitivamente el aparato de video VHS, compré un disco duro multimedia marca BluSens, baratito y lleno de Gigas (500) y prestaciones, pero el hijodesumadre grababa tan mal que, aplicándole la máxima resolución que permitía, los programas grabados tenían la misma calidad de sonido e imagen que las prehistóricas películas del CineExín, y, cuando traté de devolverlo en la tienda en la que lo adquirí, no quisieron o no pudieron acceder a mi demanda, porque había cometido el imperdonable error de tirar la caja de embalaje original. Meses después, me decidí a comprar otro bicho similar, aunque de una marca diferente (Woxter), y, cuando fui a probarlo, me horroricé al comprobar que, tanto el menú como todo lo que reproducía, se veía en blanco y negro. Marché raudo y veloz al MediaMarkt donde lo adquirí (lógicamente, el más alejado de mi domicilio), y me lo cambiaron sin problemas por otro igual que… llegado a casa, también se veía en B/N. Mosqueado y profundamente indignado, tuve la ocurrencia de probarlo en otro televisor que poseo, idénticamente igual, por cierto, que el anterior, y así fue cómo averigüé que las tres entradas de euroconector del TV del comedor eran tan incompatibles con el Woxter como Raúl con Luis Aragonés, por lo cual me ví obligado a echar mano de mi proverbial fortaleza física para permutar la televisión que tenía en el salón con la que, apenas usada, dormía en mi dormitorio (con el consiguiente desplazamiento del aparatoso mueble del comedor y el desalojo de los platos, bandejas, vasos, libros y videos que albergaba). En fin, al menos parece que el resultado ha merecido la pena.

- Video VHS. En 22 años he adquirido tantos reproductores de video que apenas puedo contarlos. El mejor que he tenido era un Sony stereo hi-fi con el que monté mis dos películas como realizador videocinematográfrico, y, si finalmente se descuajaringó, fue tan sólo por la muchísima guerra que le dí. El que compré para sustituirlo (un JVC) se lo quedó mi ex–mujer cuando me separé, pero era la bastante bueno como para decidirme a adquirir otro igualito, que el pasado domingo fui a utilizar para reproducir en él (para su posterior conversión a DVD utilizando el disco duro multimedia del que os acabo de hablar) el primero de los dos mencionados films que componen mi breve filmografía, pero detecté que el cabezal del VCR estaba sucio, así que me armé de valor y desarmé el aparato para limpiarlo con un algodón impregnado en alcohol. Creo que tienen razón quienes afirman que el alcohol es pernicioso para la salud, porque el bicho se negó a funcionar… hasta que, repentinamente, lo hizo, y la calidad de la cinta era tan buena que renació en mí el optimismo. Sin embargo, justo después de haberlo vuelto a atornillar, el viejo JVC se apagó solo… y desde entonces yace muerto o durmiendo el sueño de los justos. Otro cualquiera hubiera mandado a tomar viento a las viejas cintas de VHS, pero el menda lerenda se fue al punto de venta más próximo de la cadena Expert y encargó un video LG stereo Hi-Fi Nicam y provisto de 6 cabezales, por el que tuve que pagar ná menos que 100 euros. Todo sea por mi “Butanero” y mi “Sangre”, las únicas hijas de mi inspiración cinematográfica… Mas, cuando ayer fui a reproducir mi ópera prima en el novísimo videorreproductor, me maravillaron dos cosas: la primera, la buena calidad del sonido, y, la segunda, las molestas bandas de distorsión que aparecían cuando la imagen era emitida a través del euroconector. No hay duda, alguien me había echado un enorme mal de ojo, pero ni así me rendí. Tiré para Expert y les conté la historia, y tuve la suerte de que, previsores ellos, habían pedido no uno, sino dos videos LG. Me llevé el que habían dejado en exposición en la tienda, y pude comprobar que a) la imagen emitida por el euroconector era cojonuda y b) el sonido era plano, sin brillo, monofónico; la opción “Hi-Fi” venía inhabilitada de fábrica. Ahí sí que tuve que sentarme a reflexionar y a replantearme los parámetros elementales de mi existencia. ¿Con qué video me quedo? ¿Con el que tiene la mejor imagen y el peor sonido, o con el que se escucha de maravilla y se ve con tanta distorsión que parece la vida narrada por la COPE?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA......

ESTOS ARTICULOS TUYOS, QUE EN REALIDAD SON TU DESGRACIAS, YO DE VERDAD QUE ME LO PASO BOMBA LEYENDOLOS...NO SE COMO LOS DE "LA VERDAD" ESTUVIERON TAN TORPES QUE TE DESAPROVECHARON. ahora que PEOR PARA ELLOS, PORQUE SE LO PIERDEN. AUNQUE EN REALIDAD SE LO PIERDE SIEMPRE EL QUE MENOS CULPA TIENE, EL LECTOR.

Y COLACION DE ESTE ASUNTO, ME REFIERO A LA VERDAD (PERIODICO MURCIANICO PARA MAS SEÑAS)YO A VECES ME PREGUNTO COSAS, COMO ESTAS:

QUE CRITERIOS HAY DE SELECCION PARA INTRODUCIR NUEVOS TALENTOS.

ESTA TODO EL TERRENO ACOTADO????

YA NO HAY QUIEN ENTRE EN NINGUN LADO?, NI SIQUIERA CUANDO LO QUE TIENES DELANTE ES UN PORTENTO EN LO QUE HACE, PORQUE ES LO QUE LE GUSTA HACER.

QUE CONDICIONES HAY PARA ELLO?

COMO Y QUE NECESITAN DE ALGUIEN PARA QUE FORME PARTE DE SUS FILAS, ETC...

PORQUE PARECE COMO SI TODOS LOS EMPLEADOS DE TODOS LOS SITIOS HAN NACIDO Y LOS HAN COLOCADO EN EL LUGAR EN EL QUE ESTAN.

SIN IR MAS LEJOS, HACE UNOS DIAS ME ACERCO A CAJAMURCIA A HACER UNOS TRAMITES, Y HAY QUE VER, LA DIRECTORA DE VACACIONES, LA CAJERA DE DIRECTORA Y EL SUSTITUTO...ESTE NO SE DE DONDE HABIA SALIDO, NO TENIA NI IDEA EL POBRE, PERO DE NADA, ABSOLUTAMENTE DE NADA.

Y YO ME PREGUNTO, COMO HACEN PARA SELECCIONAR A LA GENTE...TODAVIA A DEDO?

BESOS

MARISA

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