Cine/ "POSDATA: TE QUIERO"
Vivo viviendo en ti
A punto de cumplir 30 años, Holly (Hilary Swank) se queda viuda. Su vida, aparentemente, pierde todo el significado, pero el apoyo de su familia y amigos y, sobre todo, la recepción de una serie de cartas escritas antes de morir por su difunto marido, le ayudarán a sobrellevar el vacío.
Este sencillo argumento resume en pocas palabras lo que es y lo que representa esta nueva película de Richard LaGravenese, una “rara avis” dentro del panorama hollywoodiense y que se caracteriza, precisamente, por filmar de vez en cuando películas “raras” o atípicas, como la que más prestigio le ha otorgado, “El Rey Pescador”, que protagonizaron Jeff Bridges y Robin Williams.
La mezcla de géneros (cinematográficos) suele dar lugar a platos difícilmente digeribles para estómagos convencionales. Ya lo decía el otro día con respecto a “Hancock”: la indefinición a la hora de decantarse por uno u otro de los posibles tonos desluce el colorido final del lienzo sobre el que se proyecta la película. ¿Es “Posdata: Te Quiero” una comedia con tintes dramáticos, un drama punteado por apuntes cómicos, una tragicomedia o sencillamente un melodrama premeditadamente ligero? Todas éstas fueron las preguntas que involuntariamente me hice durante un metraje que, sinceramente, se me hizo poco menos que eterno. Pienso que el error fundamental de LaGravenese es el no haber sabido revestir a la parte humorística de la importancia debida, un soplo de nueva esperanza vital con el que sobreponerse a la tragedia. En parte fue justamente ésto lo que me pareció el mayor error de la misma concepción del film: ¿no resulta egoísta que el innegable amor de un hombre que se muere, mezclado tal vez con cierto paternalismo mal disimulado, obligue a su viuda a permanecer aún más lastrada a su recuerdo, impidiendo que ésta consiga rehacer su vida? ¿Es lícito que quien nos quiere, aun intentando que no nos sintamos solos, impida que la herida abierta se cierre según su propio proceso natural de cicatrización?.
Los mayores alicientes de “Posdata: Te Quiero” (“P.S.: I Love You”, título sacado de una canción de los Beatles) vienen de la mano de su reparto, indudablemente atractivo. La fragilidad y/o entereza de la doblemente oscarizada Hilary Swank (actriz que, lamentablemente, me hace sentir un retortijón cada vez que algún personaje de sus películas la califica como “bella”, “hermosa” o similar), la sabiduría de Kathy Bates (también poseedora de un Oscar), cuya simple mirada tiene la virtud de hacer que sus diálogos parezcan superfluos o innecesarios, el descaro de la “amiga” televisiva Lisa Kudrow (“Friends”), la ternura de la “showgirl” Gina Gershon e incluso la muy divertida inocencia y tozudez de Harry Connick, Jr. (que compone una de las más claras muestras de síndrome de Asperger que he detectado en una pantalla) palidecen, no obstante, frente a la testosterona apabullante de la auténtica estrella de la función, un Gerard Butler simplemente encantador que roba todos los planos en los que aparece… y la mayoría en los que su personaje está ausente pero aún cataliza el destino de los vivos.
Lo mejor: Gerard Butler
Lo peor: la indefinición tonal, el empacho de canciones
El cruce: “El Cielo puede esperar” + “El Fantasma y la señora Muir” + “Mi vida”
Calificación: 5,5 (sobre 10)
A punto de cumplir 30 años, Holly (Hilary Swank) se queda viuda. Su vida, aparentemente, pierde todo el significado, pero el apoyo de su familia y amigos y, sobre todo, la recepción de una serie de cartas escritas antes de morir por su difunto marido, le ayudarán a sobrellevar el vacío.
Este sencillo argumento resume en pocas palabras lo que es y lo que representa esta nueva película de Richard LaGravenese, una “rara avis” dentro del panorama hollywoodiense y que se caracteriza, precisamente, por filmar de vez en cuando películas “raras” o atípicas, como la que más prestigio le ha otorgado, “El Rey Pescador”, que protagonizaron Jeff Bridges y Robin Williams.
La mezcla de géneros (cinematográficos) suele dar lugar a platos difícilmente digeribles para estómagos convencionales. Ya lo decía el otro día con respecto a “Hancock”: la indefinición a la hora de decantarse por uno u otro de los posibles tonos desluce el colorido final del lienzo sobre el que se proyecta la película. ¿Es “Posdata: Te Quiero” una comedia con tintes dramáticos, un drama punteado por apuntes cómicos, una tragicomedia o sencillamente un melodrama premeditadamente ligero? Todas éstas fueron las preguntas que involuntariamente me hice durante un metraje que, sinceramente, se me hizo poco menos que eterno. Pienso que el error fundamental de LaGravenese es el no haber sabido revestir a la parte humorística de la importancia debida, un soplo de nueva esperanza vital con el que sobreponerse a la tragedia. En parte fue justamente ésto lo que me pareció el mayor error de la misma concepción del film: ¿no resulta egoísta que el innegable amor de un hombre que se muere, mezclado tal vez con cierto paternalismo mal disimulado, obligue a su viuda a permanecer aún más lastrada a su recuerdo, impidiendo que ésta consiga rehacer su vida? ¿Es lícito que quien nos quiere, aun intentando que no nos sintamos solos, impida que la herida abierta se cierre según su propio proceso natural de cicatrización?.
Los mayores alicientes de “Posdata: Te Quiero” (“P.S.: I Love You”, título sacado de una canción de los Beatles) vienen de la mano de su reparto, indudablemente atractivo. La fragilidad y/o entereza de la doblemente oscarizada Hilary Swank (actriz que, lamentablemente, me hace sentir un retortijón cada vez que algún personaje de sus películas la califica como “bella”, “hermosa” o similar), la sabiduría de Kathy Bates (también poseedora de un Oscar), cuya simple mirada tiene la virtud de hacer que sus diálogos parezcan superfluos o innecesarios, el descaro de la “amiga” televisiva Lisa Kudrow (“Friends”), la ternura de la “showgirl” Gina Gershon e incluso la muy divertida inocencia y tozudez de Harry Connick, Jr. (que compone una de las más claras muestras de síndrome de Asperger que he detectado en una pantalla) palidecen, no obstante, frente a la testosterona apabullante de la auténtica estrella de la función, un Gerard Butler simplemente encantador que roba todos los planos en los que aparece… y la mayoría en los que su personaje está ausente pero aún cataliza el destino de los vivos.
Lo mejor: Gerard Butler
Lo peor: la indefinición tonal, el empacho de canciones
El cruce: “El Cielo puede esperar” + “El Fantasma y la señora Muir” + “Mi vida”
Calificación: 5,5 (sobre 10)
Luis Campoy
Comentarios
GRACIAS POR TUS COMENTARIOS.
UN BESO DE TU AMIGA
MARISA
La peli de Ps es muy al estilo amor en los tiempos de la anorexia jajaja
te digo q campoy es en argentina un apellido de actores de raza jajaj
muy buen blog...te felicito