Teatro infantil: "EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO"



Ayer tarde estuve en el teatro. No sé si esta sencilla frase constituye en sí misma una noticia, pero no deja de ser una buena noticia para los niños de Alhama, la ciudad donde vivo, el que en estas fechas navideñas una compañía tan importante (al menos dentro de la Región de Murcia) como Alquibla Teatro se acerque a la tierra de ElPozo para poner en escena una obra musical especialmente pensada para los pequeños de la casa. Basada en la conocidísima obra de William Shakespeare, esta versión de “El Sueño de una Noche de Verano”, adaptada por la también actriz Esperanza Clares, pretende agilizar el texto original eliminando no pocas escenas consideradas superfluas y otorgando el protagonismo a las dos parejas humanas formadas por Helena y Demetrio y Hermia y Lisandro. El nudo argumental de la obra original (los amoríos entre Titania, Reina de las Hadas y Oberón, Rey de los Duendes) se desplaza, asimismo, hacia la figura del duende Robín (reinterpretación sui-géneris del Puck del texto shakespeariano), que ejercerá funciones de casamentero (¿o casamentera?; el personaje, aunque encarnado por una mujer, resulta deliberadamente asexuado) entre Oberón y Titania y entre las dobles parejas de humanos, y también hace de actor en la compañía de cómicos de la legua que aporta las mayores dosis de hilaridad (aquí destacaría, sobre todo, a un divertido Jacobo Espinosa). Como indiqué al principio del artículo, la versión de Alquibla incorpora la innovación de transmutarse en musical, si bien no sigue la partitura de Felix Mendelssohn (autor de la no menos célebre pieza del mismo título), sino que incorpora canciones expresamente compuestas por Salvador Martínez. Como suele suceder, el hecho de que los números musicales constituyan la expresión de los pensamientos de los personajes, casi siempre resulta contraproducente para el espectador infantil, salvo que las canciones sean muy, muy pegadizas, pero hay que reconocer que los actores de Alquibla, especialmente Susi Espín y Esperanza Clares, se defienden muy bien en el terreno vocal. Con apenas cinco intérpretes sobre las tablas (todos los miembros de la compañía, a excepción de Lola Martínez, que da vida a Robín/Puck, desempeñan dos y tres papeles, caso del ínclito Pedro Segura) y un espacio escénico diseñado por Antonio Saura que, más que minimalista, yo definiría como nihilista (el único decorado tan sólo consiste en un raso nocturno sobre el que destaca un enorme globo que representa a la Luna, desencadenante, según el escritor, de la pasión romántica del amor), tiene su mérito el que un montón de niños disfruten de ochenta minutos de entretenimiento sin apenas agitarse en las butacas. Gracias a Alquibla por traernos esta simpática mezcla de cultura, música y diversión.

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