Cine: mi comentario sobre "MICHAEL CLAYTON"


No sé muy bien a qué huele un Oscar, pero está claro que los creadores de “Michael Clayton” la han concebido para que desprenda áureos aromas de cinematográfica fragancia. El film protagonizado por George Clooney posée, sobre todo y ante todo, aquéllo que yo y otros muchos echamos de menos en la mayoría del cine comercial de hoy en día: un buen guión. Su director, Tony Gilroy, se había dedicado hasta ahora a la escritura, y suyos son los libretos de películas tan diversas como “El abogado del diablo”, “Dolores Claiborne”, “Armageddon” (ah, pero ésta ¿tenía guión?), “Prueba de vida”, “El mito de Bourne” y “El ultimátum de Bourne”. Era lógico, pues, que, para su debut en la dirección, se haya pertrechado detrás de una buena historia, en la que la trama, algo enrevesada, nunca olvida, sin embargo, la entidad y la identidad de sus personajes.

Michael Clayton, el protagonista del relato, no es exactamente un abogado, aunque lleva tropecientos años trabajando para un prestigioso bufete de Nueva York. La profesión de Clayton es, básicamente, la de “arreglador” o, como diría Cervantes, “desfacedor de entuertos”, tarea que realiza echando mano de sus conocimientos legales, pero, sobre todo, de lo aprendido en la universidad de las calles. Trufado de problemas profesionales, económicos y personales, se enfrenta a un caso que a punto está de costarle la vida, y es entonces, cuando escapa milagrosamente de la explosión de una bomba colocada en su coche, cuando se toma un respiro para recordar lo sucedido en las últimas semanas de su frustrada existencia.

Mirando la ficha de “Michael Clayton”, enseguida podremos deducir dos o tres cosas interesantes. La primera, que, como ya dije al principio de este artículo, se nota que la base argumental está sólidamente apuntalada. La segunda, la presencia como actor del realizador Sydney Pollack, nos remite directamente a cierto tipo de cine que tan bien ha cultivado este señor, con ejemplos tan luminosos como “Los tres días del Cóndor” o “La Tapadera”. Pero es que, además de actuar, Pollack también produce “Michael Clayton”, y esto se nota: la peripecia del hombre acosado que tiene que erigirse en héroe a la fuerza frente a un sistema que antaño le protegía, ya formaba parte del argumento de los dos títulos que acabo de citar, así como de la saga de Jason Bourne, que, como antes mencioné, constituyó uno de los trabajos más destacados del Tony Gilroy escritor. Finalmente, si os digo que el mismísimo George Clooney es otro de los productores del film, no os sorprenderá el evidente cuidado depositado tanto en la concepción general del personaje como en la ajustada interpretación de Clooney. Quizás para no preocupar demasiado a sus fans, la película empieza por el final, como si lo que se pretendiera fuera tranquilizar al espectador con un “No te preocupes, que, aunque Clayton las va a pasar canutas, va a salir indemne del atentado”.

No sería de extrañar que George Clooney recibiese una nominación al oscar como protagonista, pero no es menos cierto que quienes más ocasiones de lucimiento saben aprovechar son, como tantas veces sucede, los secundarios más avispados, en este caso una excelente Tilda Swinton (que sabe dotar de una creíble humanidad a su malévola e inhumana ejecutiva agresiva) y un sublime Tom Wilkinson, uno de los locos más lúcidos y entrañables que hemos visto en los últimos tiempos.

Algo más larga de lo que hubiera debido ser y con un final quizás demasiado eufórico, “Michael Clayton” puede considerarse, en el fondo, como una muestra tardía del ya extinto “star system”, pero no cabe duda de que, al menos, no defrauda ninguna de las expectativas creadas, ni a efectos de entretenimiento ni, principalmente, intelectuales.


Luis Campoy
Calificación: 8 (sobre 10)

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