Cine: mi crítica de "HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FENIX"
Las grandes sagas del género fantástico tienen la gran desventaja de que la mayoría de la gente acaba por no tomárselas en serio. Se trata, al fin y al cabo, de productos mayoritarios pensados para satisfacer a un público eminentemente familiar, o, lo que es lo mismo, constituído en gran medida por niños o adolescentes. Este sector poblacional parece ser considerado como “de segunda fila” en cuanto a su capacidad de ser receptores de productos de calidad, y por ello los críticos más “sesudos” y los espectadores más “cinéfilos” se van apartando paulatinamente de las últimas entregas de “Star Trek”, “Spiderman”, “Piratas del Caribe” o la mismísima “Star Wars”. Los que creen que “saben de cine” piensan que un film destinado a un público juvenil o infantil ha de ser infantil en sí mismo, y, consecuentemente, sólo ven estas películas obligados por su condición de padres con hijos ansiosos de darse un festín de cine y palomitas.
Es evidente que algo así ha venido sucediendo con las cinco primeras películas de la serie “Harry Potter”. No importa que en todas y cada una de ellas haya participado lo más granado y selecto del teatro y el cine británicos, interpretando personajes secundarios con una disciplina y elegancia inigualables; no importa que su envoltorio técnico venga arropado por los mejores artesanos de todas las especialidades (fotografía, música, vestuario, diseño de producción, montaje, sonido, efectos visuales): desde el momento en que se trata de adaptaciones de libros supuestamente para niños, los adultos hacen lo posible por mantenerse alejados de las salas. Craso error. Quien así piense se estará privando a sí mismo de disfrutar la que es, hasta el momento, la mejor de las películas con pretensiones comerciales que se han estrenado en lo que va de año.
Muy superior a “Spiderman 3”, “Piratas 3”, “Shrek 3”, y, por supuesto, a la endeblísima “Transformers”, “Harry Potter y la Orden del Fénix” no es, desde luego, una película para niños, por cuanto sus dosis de tenebrismo y truculencia la acercan más al cine de terror que al típico producto para infantes poco exigentes. A pesar de que el nuevo director, David Yates, se ve obligado a mantener el mismo tono de las cuatro entregas precedentes, es evidente que lo que le interesa no son ni los obligados pero cada vez más insulsos momentos de comedia a costa de la familia muggle de Harry (sus tíos y primo) ni tampoco el inevitable despliegue de rayos y explosiones (que, aunque dosificadas en el resto del film, perjudican su desenlace dramático). Lo principal para Yates es el trabajo de sus actores, y no me cabe duda de que, desde este punto de vista, esta quinta parte es la mejor de todas. No sólo Daniel Radcliffe (el adolescente mejor pagado del Reino Unido) y sus colegas de aventuras y hechicerías (Emma Watson y Rupert Grint) actúan con más solvencia y naturalidad que de costumbre. Sus ilustres acólitos (Maggie Smith, Alan Rickman, David Thewlis, Brendan Gleeson, Emma Thompson y Robbie Coltrane) ofrecen unas actuaciones que hacen del minimalismo un arte total, y hay que descubrirse ante el excelente Michael Gambon (Dumbledore), sorprendentemente expresivo a pesar de su economía gestual, el entrañable Gary Oldman (más que un padrino, un verdadero padre para el joven Potter), y, sobre todo, la sensacional Imelda Staunton, cuya Dolores Umbridge, nueva directora de Hogwarts en detrimento del cesado Dumbledore, es capaz de resultar cómica, odiosa, ominosa y patética, todo a la vez, sin casi pestañear. Un grandísimo trabajo de esta actriz, que espero se vea recompensado en forma de premios.
Si ya en el film anterior, “Harry Potter y el Cáliz de Fuego”, la saga lograba alcanzar altas cotas de madurez, es ahora cuando todo hace pensar que los “mayores con reparos” deberían asomarse a ella con los ojos bien abiertos. No se duerme en sus propios laureles, sus planteamientos son más humanos que mágicos y las emociones de su protagonista te llegan al corazón. “Harry Potter y la Orden del Fénix” es una correcta película y se merece vuestra atención.
Luis Campoy
Calificación: 7,5 (sobre 10)
Es evidente que algo así ha venido sucediendo con las cinco primeras películas de la serie “Harry Potter”. No importa que en todas y cada una de ellas haya participado lo más granado y selecto del teatro y el cine británicos, interpretando personajes secundarios con una disciplina y elegancia inigualables; no importa que su envoltorio técnico venga arropado por los mejores artesanos de todas las especialidades (fotografía, música, vestuario, diseño de producción, montaje, sonido, efectos visuales): desde el momento en que se trata de adaptaciones de libros supuestamente para niños, los adultos hacen lo posible por mantenerse alejados de las salas. Craso error. Quien así piense se estará privando a sí mismo de disfrutar la que es, hasta el momento, la mejor de las películas con pretensiones comerciales que se han estrenado en lo que va de año.
Muy superior a “Spiderman 3”, “Piratas 3”, “Shrek 3”, y, por supuesto, a la endeblísima “Transformers”, “Harry Potter y la Orden del Fénix” no es, desde luego, una película para niños, por cuanto sus dosis de tenebrismo y truculencia la acercan más al cine de terror que al típico producto para infantes poco exigentes. A pesar de que el nuevo director, David Yates, se ve obligado a mantener el mismo tono de las cuatro entregas precedentes, es evidente que lo que le interesa no son ni los obligados pero cada vez más insulsos momentos de comedia a costa de la familia muggle de Harry (sus tíos y primo) ni tampoco el inevitable despliegue de rayos y explosiones (que, aunque dosificadas en el resto del film, perjudican su desenlace dramático). Lo principal para Yates es el trabajo de sus actores, y no me cabe duda de que, desde este punto de vista, esta quinta parte es la mejor de todas. No sólo Daniel Radcliffe (el adolescente mejor pagado del Reino Unido) y sus colegas de aventuras y hechicerías (Emma Watson y Rupert Grint) actúan con más solvencia y naturalidad que de costumbre. Sus ilustres acólitos (Maggie Smith, Alan Rickman, David Thewlis, Brendan Gleeson, Emma Thompson y Robbie Coltrane) ofrecen unas actuaciones que hacen del minimalismo un arte total, y hay que descubrirse ante el excelente Michael Gambon (Dumbledore), sorprendentemente expresivo a pesar de su economía gestual, el entrañable Gary Oldman (más que un padrino, un verdadero padre para el joven Potter), y, sobre todo, la sensacional Imelda Staunton, cuya Dolores Umbridge, nueva directora de Hogwarts en detrimento del cesado Dumbledore, es capaz de resultar cómica, odiosa, ominosa y patética, todo a la vez, sin casi pestañear. Un grandísimo trabajo de esta actriz, que espero se vea recompensado en forma de premios.
Si ya en el film anterior, “Harry Potter y el Cáliz de Fuego”, la saga lograba alcanzar altas cotas de madurez, es ahora cuando todo hace pensar que los “mayores con reparos” deberían asomarse a ella con los ojos bien abiertos. No se duerme en sus propios laureles, sus planteamientos son más humanos que mágicos y las emociones de su protagonista te llegan al corazón. “Harry Potter y la Orden del Fénix” es una correcta película y se merece vuestra atención.
Luis Campoy
Calificación: 7,5 (sobre 10)
Comentarios
Me esperaba bastante más de esta película.
No obstante, gran puesta en escena y estupendas actuaciones.