Electos
Todavía no había escrito nada acerca del resultado de la última convocatoria electoral, y ya iba siendo hora de que lo hiciera. El pasado domingo, día 27 de Mayo, los españoles tuvieron la oportunidad de reformar sus Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, confirmando en sus puestos a sus alcaldes y presidentes autonómicos o bien reemplazándolos por otros más ilusionantes y quién sabe si también más competentes. En zonas como Cataluña y Andalucía las elecciones sólo tuvieron carácter municipal (las de corte autonómico ya habían tenido lugar hace unos meses), pero en el ánimo de muchos estaba la sensación de que en realidad nos hallábamos ante unas auténticas Primarias, concepto éste que en España no se estila pero que en otras democracias designa a unos comicios preliminares de los que se no sólo se obtendrán importantísimas conclusiones sino también los candidatos definitivos que representarán a cada uno de los partidos principales. Por lo que respecta a nuestra piel de toro, parece que Izquierda Unida ha tenido un pequeñísimo y casi imperceptible avance respecto a hace cuatro años, pero, en cuanto a los dos pesos pesados, es obvio que pocas cosas han variado. Ni las desacertadas decisiones de Zapatero han mermado drásticamente el montante de los sufragios de contenido socialista, ni las tampoco demasiado entonadas acciones del líder de la derecha han servido para que el PP se hinche a contar votos. Al menos en los puntos neurálgicos de la política nacional (Madrid y Barcelona), porque en regiones como Navarra el panorama se presenta de lo más interesante y va a hacer falta hilar muy fino para culminar los pactos (algunos de ellos inéditos). En cuanto a las zonas en las que yo me muevo habitualmente, se han confirmado algunos de mis pronósticos, pero mucho más drásticamente de lo que yo suponía. En Lorca, después de 28 años, el PP le ha arrebatado la alcaldía al PSOE. Esto se venía venir, pero no parecía que la mayoría absoluta de los Populares iba a ser tan aplastante. Desde que el mundo es mundo (o sea, desde que la desaparición del Tío Paco posibilitó que en España se pudiese votar en libertad), en el Ayuntamiento de la Ciudad del Sol se ha sentado un socialista, y, por ello, la victoria de Paco Jódar (aún no he oído que absolutamente nadie se refiera a él como “Francisco”) tiene tanto mérito, aunque, bien pensado, podría decirse que en realidad el demérito ha sido del candidato socialista, un Leoncio Collado que llevaba apenas unos meses como alcalde y que ha dilapidado en un pispás la renta que el carismático Miguel Navarro le había legado. Ya dije en alguna ocasión que a Navarro le votaban sus simpatizantes (no todos ellos necesariamente afines al PSOE) e incluso muchos de sus detractores, pues era un hombre dispuesto a luchar a muerte por dotar a Lorca de todos los privilegios, avances y mejoras que la tercera ciudad de la Comunidad de Murcia debía merecer. Ahora veremos si desde la presidencia autonómica del también renovado Ramón Luis Valcárcel (PP) son tan generosos con el pueblo lorquino como parece que lo había sido hasta ahora el mismísimo ejecutivo nacional. De momento, hay que ver si Jódar cumple sus promesas electorales (hacer una auditoría interna en las cuentas municipales, controlar el gasto, bajar los impuestos…) sin meterle mano al proyecto cultural Espirelia, que aglutinaba un sinnúmero de espectáculos y conciertos que ahora, por ser excesivamente caros, pueden correr peligro. En Alhama, y a pesar de la polémica concesión de tropecientas mil viviendas a la promotora Polaris World, el alcalde Juan Romero ha sido confirmado provisionalmente en el cargo, aunque hay que esperar a ver si los emergentes socialistas (con una de mis ex -novias entre ellos) logran un pacto con Izquierda Unida, con los Verdes, con los rojos, con los rosas o con el propio arco iris en su totalidad. Por su parte, Alberto Ruiz Gallardón, el único político de derechas que me cae bien, es incluso un poco más alcalde que hace una semana (pasando como una apisonadora por encima de la ya dimitido Miguel Sebastián), si bien su euforia nada disimulada ha molestado un poquito a Mariano Rajoy, quién sabe si porque, en el fondo, don Mariano ve en Gallardón no a un “segundo de a bordo” sino a un “capitán” con más carisma y capacidad de liderato que él mismo. A ver qué sucede desde ahora hasta marzo del año que viene.
Comentarios
Lo de Gallardón y Sebaostiar se veía venir. Gallardón es de los pocos capaz de recoger votos de otros partidos, igual que lo era Bono el PSOE.
El apoyo de Prisa le quita dentro de casa lo mismo que le da fuera de ella. Lo muy jodido para aspirar a La Moncloa desde una lista del PP a no ser que haya varios descalabros seguidos.
¿Será candidato de su propio partido algún día? Es posible, pero tiene que darse prisa pues tendrá que ser socio de Gobierno antes que candidato con opciones reales.