Cine: mi comentario sobre "EL LABERINTO DEL FAUNO"



Creo que es hora de decirlo: este año 2006 debería pasar a la Historia del cine español por la constatación de que es cierto el refrán que reza “Querer es poder”. Es decir, dos de las últimas películas españolas estrenadas, “Alatriste” y “El laberinto del Fauno”, suponen sendos intentos, saldados ambos con sendos triunfos, de realizar en nuestro país lo que se llama “cine de género”, esto es, películas no sólo circunscritas al territorio del drama o la comedia, en los que somos tan expertos (en parte porque suelen requerir presupuestos menos cuantiosos), sino también al terreno épico-histórico y el fantástico.

Desde las primeras imágenes, queda claro que “El laberinto del Fauno” no es la película española al uso. No sé si intencionadamente o no, su director recupera la atmósfera rural pero fantasmagórica de títulos emblemáticos como “El espíritu de la colmena” o “La lengua de las mariposas”, sólo que llevando mucho allá más el tono onírico de los mejores momentos de ambas. De hecho, en “El laberinto del Fauno” se patentiza la coexistencia de dos dimensiones superpuestas, complementarias y contrapuestas, una de ellas el mundo de lo real y la otra el reino de lo fantástico.

España, 1944, durante los años posteriores a una Guerra Civil que parece no haber terminado del todo. La pequeña Ofelia, a punto de entrar en la adolescencia, viaja con su madre embarazada para encontrarse con su nuevo padre (padrastro), un sádico capitán de la Policía Armada que en algún lugar del Norte de España tiene a su cargo un pequeño destacamento cuya misión es perseguir y exterminar a cuantos maquis se encuentre a su paso. A punto de salir de la edad en la que todavía lo fantástico puede confundirse con lo real, Ofelia ahoga sus soledades en la lectura de cuentos de hadas, y en el bosque encuentra una libélula que ante sus ojos asombrados se transforma precisamente en un hada, la cual la conduce a un universo mágico en la que un singular fauno (criatura de la mitología silvestre cuyo aspecto recuerda al de un carnero humanizado) le revela que ella misma es la heredera de aquel reino, a pesar de que sus años en el mundo real le hayan hecho olvidar sus orígenes…

Famoso desde que su película “Cronos”, una puesta al día del tema clásico del vampirismo, le hiciera acreedor de numerosos premios internacionales, el director mexicano Guillermo del Toro emprendió una carrera internacional que, con mayor o menor éxito, le permitió poner en escena otras propuestas más o menos fantásticas como “Mimic”, “Blade 2” y “Hellboy” (que rodó en Estados Unidos) o “El espinazo del diablo”, que le produjo Pedro Almodóvar y también transcurría en plena Guerra Civil española. Parece, por tanto, que este escenario de contienda fratricida es idóneo para que Del Toro encuadre su habitual mezcla de géneros, ya que, para que lo fantástico resulte poco menos que creíble, es necesario encontrar un terreno en el que la dura realidad esté abonada para que arraiguen fehacientemente la magia y la evasión.

Como dije al principio, durante toda la proyección de “El laberinto del Fauno” tuve la sensación de que no estaba viendo una película española, por mucho que el escenario y algunos personajes fueran perfectamente reconocibles. Ello se debe a la total libertad creativa de la que ha gozado Del Toro, que aquí no sólo figura como director, sino también como guionista e incluso como productor. La ambientación, la fotografía, la música, los maquillajes, los efectos visuales e incluso los movimientos de cámara se notan más trabajados y mejor acabados de lo que solemos encontrar por estos pagos, lo cual no hace sino corroborar mi planteamiento inicial acerca de que “cuando queremos, podemos” (la mayoría del equipo técnico de la película es español).

Por lo que respecta al trabajo de los actores, un nombre sobresale por encima de todos los demás: Sergi López. El actor catalán, que hasta hace bien poco tiempo era tan sólo conocido por haber cimentado su carrera en la cinematografía francesa, hace un auténtico papelón dando vida a ese militar estricto, violento e inhumano cuyo único punto débil es la perdurabilidad, la herencia, la descendencia. No sé si a estas alturas molestará a alguien que el malo más malo de todos los malos del último cine español sea un oficial del ejército nacional que no deja de jactarse de lo bien que se vive en la España de Franco, pero lo cierto es que él no tiene la culpa del estereotipo argumental y, sin embargo, su espeluznante interpretación hace creíble y humano a un monstruo digno del más tétrico de los cuentos de hadas. Junto a él, una sorpresa y una (nueva) decepción. Maribel Verdú, a años luz de sus tiempos de lozanía y glamour (¿cómo puede haberse ajado así, y en tan poco tiempo, la que fue una de las mujeres más hermosas y sensuales de nuestro cine?), se convierte, como más de uno ha dicho, en la Lola Gaos de nuestros días (aunque a mí, personalmente, me recuerda más a Terele Pávez), y su criada Mercedes, que desempeña el papel equivalente al del fauno a efectos de guía y mentora de Ofelia en el mundo real, convence y conmueve desde su primera aparición. Por el contrario, Ariadna Gil, permanentemente esclava de su rictus de “tengo los labios más rosados y carnosos de España”, está peor aún de lo que la encontré en “Alatriste”, y necesita urgentemente un director que doblegue esa actitud de estrella que tampoco tiene motivos para ejercer. La joven Ivana Baquero está bastante bien en su papel de Ofelia, y su composición sigue coherentemente la estela de la Ana Torrent de “El espíritu de la colmena” y, sobre todo, “Cría Cuervos”. Reseñar, asímismo, las aportaciones de Alex Angulo (actor limitado a un registro exiguo pero que, sorprendentemente, siempre está correcto), Doug Jones (el intérprete norteamericano que presta su físico tanto al Fauno como al Hombre Pálido, que tiene a su cargo uno de los momentos más terroríficos de la película) y un Federico Luppi que está poco menos que ridículo en su cameo en la escena final del film.

Mientras me quedaba boquiabierto durante la primera media hora de “El laberinto del Fauno”, pensaba “por fin puedo otorgar un sobresaliente a una película española”, y si no lo hago es tan sólo porque un rato después noté un ostensible bajón de ritmo del que, afortunadamente, Guillermo del Toro sabe reponerse en el tramo final de la que es, muy probablemente, su mejor película hasta la fecha, una obra raramente equilibrada en la que lo fantástico está tan bien narrado como lo real… o viceversa.

Calificación: 8,75 (sobre 10)

Luis Campoy

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mágnifico artículo... me han hablado muy bien de esta película,
y voy a intentar verla.

Tu comentario, me ha fascinado y como siempre me dejas con la boca abierta...

¡Me gusta poder leerlos antes de ver al película, es mas facil todo!

muchos besos
Marisa
Carmen ha dicho que…
... como tu bien dices "querer es poder" así es que gracias por poner mi enlace en tu blog, yo haré lo mismo en el mío!
Marisa, me alegro que a tí también te haya gustado, espero no decepcionaros.
:)
Carmen
Anónimo ha dicho que…
NO ME HA GUSTADO, ME HA ENCANTADO.
A LOS QUE TENEIS FACILIDAD PARA LAS LETRAS, OS ADMIRO PROFUNDAMENTE.

ES EL CASO DE LUIS, ES EL TUYO...
Y MI ESCRITOR FAVORITO ES ANTONIO GALA...COMO VEIS ME GUSTA LA ARMONIA Y LA BUENA CONSTRUCCION DE LOS TEXTOS Y LAS LETRAS, Y ESO, LOS DOS LO TENEIS.

ESTOY MUY CONTENTA DE PODER LEER VUESTROS ARTICULOS O COMENTARIOS, SON DIGNOS DE CUALQUIER ESCRITOR QUE ACTUALMENTE LO HAGA EN CUALQUIERA DE LOS BUENOS PERIODICOS DE ESTE PAIS.

UN BESO A LOS DOS
MARISA

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