Mi comentario sobre "LA PROFECIA" (2006)

Si no existiese una obra maestra llamada "La Profecía", dirigida por Richard Donner en 1976 y protagonizada por Gregory Peck y Lee Remick, casi diría que el director John Moore se ha sacado de la manga un auténtico peliculón con su "La Profecía (2006)"; pero claro, estamos no sólo ante un remake, sino ante una auténtica fotocopia, uno de los casos más flagrantes vistos jamás de impúdica clonación cinematográfica…

El agregado del embajador norteamericano en Italia, Robert Thorn (Liev Schrieber), sufre un profundo shock cuando le comunican que su esposa (Julia Stiles) ha perdido durante el parto al bebé que esperaban. Destrozado por el dolor, acepta la proposición de un sacerdote católico y acoge como propio a un niño que ha nacido al mismo tiempo que el suyo moría, y cuya madre no sobrevivió al alumbramiento. Transcurren cinco años. Tras la muerte del embajador en extrañas circunstancias, Robert Thorn ha obtenido la titularidad de la Embajada de Estados Unidos en Inglaterra, con sede en Londres. Durante la fiesta de cumpleaños de su hijo Damien, la niñera se suicida y a partir de ese momento alrededor de la familia comienzan a suceder cosas extrañas. Entran en acción una nueva institutriz, la Sra. Baylock (Mia Farrow), un sacerdote alucinado (Pete Postlethwaite) y un fotógrafo (David Thewlis) que se ofrece a ayudar a Thorn a desentrañar el misterio en torno al pequeño Damien, que podría no ser sino el hijo del mismísimo Diablo…

Rodada en los "satánicos" 70, al igual que otros muchos films demoníacos que seguían la estela de "El Exorcista", "La Profecía" puso sorpresivamente de manifiesto el enorme talento de un artesano llamado Richard Donner, quien, en el transcurso de los años, todavía habría de redefinir de forma casi insuperable otros géneros como la aventura medieval ("Lady Halcón"), el policíaco ("Arma Letal") y, sobre todo, el comic superheroico ("Superman", su mejor película). Donner logró con "La Profecía" la combinación perfecta entre el drama (familiar) y el terror, con una utilización brillantísima de la pantalla panorámica (recuerdo que en las primera ediciones videográficas los títulos de crédito sólo se veían a medias), una esplendorosa música de Jerry Goldsmith (ganadora del Oscar) y, sobre todo, unas interpretaciones conmovedoras de Gregory Peck, Lee Remick y David Warner. La película, además de ser casi unánimente bendecida por la crítica, obtuvo unas recaudaciones tan estimulantes que se convirtió en el inicio de una trilogía completada con "La Maldición de Damien" (con William Holden y Lee Grant) y "El Final de Damien" (donde un joven Sam Neill estaba a punto de someter a la Humanidad), además de una tardía secuela televisiva, "La Profecía IV: El Renacer", ninguna de las cuales estuvo ni de lejos a la altura del film original.

Con el único propósito de aprovechar la coincidencia de que este año se da la circunstancia de la existencia del día satánico por excelencia, el 6 del mes 6 del año 6 del siglo XXI, 20th Century Fox dio luz verde al rodaje de una inútil e innecesaria nueva versión de una película que no había perdido nada de su vigencia ni majestuosidad. El director asignado, John Moore (autor de "Tras la línea enemiga" y otro remake, el de "El vuelo del Fénix"), ha trabajado con el mismo guión de David Seltzer que sirvió de base al film de Donner, y su única misión ha sido la de contar lo mismo pero tratando de colocar la cámara de forma que no resulte demasiado escandaloso que está limitándose a filmar de nuevo un material ya filmado. Como dije al principio, en esta tarea lo cierto es que Moore no sale mal parado, y las impactantes escenas de la "Profecía" primigenia (el pararrayos atravesando al párroco, la decapitación del fotógrafo, la caída de la madre embarazada, el ataque de los perros en el cementerio…) lucen bastante bien, beneficiadas por una espléndida fotografía y unos efectos especiales bastante apañados.

Eso sí, donde la tecnología moderna no puede hacer nada es en el terreno actoral, y ahí tenemos un poco de todo, desde unos estupendos Julia Stiles y David Thewlis y una correctita Mia Farrow hasta un sobreactuado Pete Postlethwaite y un inexpresivo Liev Schrieber; ¿de verdad nadie se dio cuenta de que Schrieber no cambia de cara en ningún momento y que su interpretación es tan emocionante como la de un iceberg? Por lo que respecta al "dulce y cándido" niñito protagonista, es evidente que el casting tan sólo pretrendía encontrar a alguien lo más parecido al Harvey Stephens original, y, al menos en este sentido, el pequeño Seamus Davey-Fitzpatrick da el pego, aunque su composición se limita a mirar a cámara con ojillos que pretenden ser diabólicos.

Con la única novedad de algunos insertos de impacto terrorífico que tienen su origen en supestas pasadillas o alucinaciones de los protagonistas, así como de una absurda subtrama que transcurre en el Vaticano (con doble de Juan Pablo II incluído), esta nueva "Profecía" constituye, para quienes conozcan la obra original, un producto poco recomendable, y, para quienes no la conozcan, lo que prodecde es recomendar el visionado de la "Profecía" antigua. Se trata, por tanto, de un plato de difícil degustación, que está yendo de capa caída en aquellas localidades españolas en las que se ha estrenado y en el que lo único que me llamó verdaderamente la atención fue la partitura de Marco Beltrami, que consigue resultar desasosegante sin recurrir al tema original de Jerry Goldsmith, del que tan sólo se escuchan algunas notas aisladas y, éso así, el poderoso "Ave Satani" durante los títulos de crédito finales.

Calificación: 6 (sobre 10)

Luis Campoy


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