Mi comentario sobre "MISSION: IMPOSSIBLE III"


Desde el principio me pareció que “Mission: Impossible”, el primer capítulo de la saga cinematográfica que dirigió Brian De Palma en 1996, era mucho más que una simple película de evasión. Los que intentamos no sólo pasar el rato sino, al mismo tiempo, comprender y disfrutar cada detalle del argumento, tuvimos mil y una razones para prestar atención al complejísimo guión de David Koepp y Robert Towne, trufado de pistas verdaderas y falsas, datos casi siempre mareantes y decenas de personajes cuyos nombres había que retener de inmediato. Quizás por éso, para complacer a un espectro de público más amplio (a ése que sólo disfruta en el cine cuando las imágenes sirven de contrapunto al sabor de las palomitas), el film también contenía un par de memorables escenas de acción, que enseguida pasaron al imaginario colectivo (recordad el divertido homenaje que se le rendía en “Shrek 2”). A continuación, el actor y productor Tom Cruise, principal impulsor del proyecto de adaptar al cine la serie televisiva creada por Bruce Geller, se apuntó un nuevo éxito (aunque sólo de público) con “Mission: Impossible II”, que apostaba deliberadamente por complacer al espectador más “palomitero”, en detrimento del que poseía inquietudes más “intelectuales”; el film, dirigido por John Woo, tan sólo es recordado por la espectacularidad de su secuencia de inicio y por la aparatosidad de su duelo final a bordo de sendas motocicletas.

“Mission: Impossible III” demuestra el fino olfato del Cruise productor, que ha sabido rectificar a tiempo y regresar a la mezcla primigenia que contenía iguales dosis de intriga y espectacularidad. Sin ser tan difícil de seguir como en el caso de la primera entrega, el guión vuelve a obligar al espectador a prestar atención a los detalles, a las intrigas y a las motivaciones de los personajes. En esta ocasión, vemos que el superagente Ethan Hunt (ya retirado del servicio activo) pretende llevar una vida normal y está a punto de casarse con la doctora Julia (Michelle Monaghan). Sin embargo, un antiguo compañero de su Agencia ultrasecreta, Musgrave (Billy Crudup) acude a él para encargarle una última misión: liberar a la agente Lindsey (Keri Russell), que se halla prisionera en Berlín (Alemania) a manos del supercriminal Owen Davian (Philip Seymour Hoffman). Si decide aceptar la misión, Hunt contará con su propio comando, compuesto por 3 especialistas (Ving Rhames, Maggie Q y Jonathan Rhys Meyers), pero deberá hacerlo sin el consentimiento del jefazo, el rígido Brassel (Laurence Fishburne).

Como veréis, os he atiborrado de nombres propios para que experimentéis por vosotros mismos lo que os comentaba al principio del artículo, pero en realidad el hilo argumental no deja de ser esquemático. Casi os diría que desde el primer momento supe quién era el villano, y obviamente, sin contaros el final, es evidente que todos podéis imaginar cómo acaba la película. Por lo tanto, y a pesar de que los diálogos y situaciones son un poco menos estúpidos que en “Mission: Impossible II”, lo que destaca sobremanera en las película que ahora nos ocupa es su puesta en escena.

Tras ser tanteados David Fincher (“Seven”) y Joe Carnahan (“Narc”), finalmente el realizador asignado por Cruise al proyecto ha sido el televisivo J.J. Abrams, responsable de series como “Alias” y “Perdidos”, y que aquí se viste de largo como director de cine. Muy bien filmada de principio a fin, cuidando con mimo la composición de cada plano y, sobre todo, configurando prodigiosas escenas de acción que tienen el ritmo preciso y la duración apropiada, estoy seguro de que “Mission: Impossible III” será recordada por tres grandes momentos que con toda seguridad serán imitados en las comedias venideras: la elaboradísima secuencia del secuestro de Davian en el Vaticano, la consecución de la “Pata de Conejo” (auténtico mcguffin o broma argumental del film) en Shanghai y, sobre todo, la misión de rescate de la agente Lindsey en Berlín, con esa inolvidable huída en helicóptero por entre las aspas de los molinos aerogeneradores del parque ecólico.

En un momento en que todo el mundo parece estar empezando a odiar a Tom Cruise a causa de su vida personal (su demasiado publicitado romance con Katie Holmes, su defensa a ultranza de la Iglesia de la Cienciología, su cruzada contra los psicólogos, su propósito de comerse la placenta tras el nacimiento de su hija…), tengo que decir que me impresionó el excelente estado de forma del actor, que, con 43 años, compone un personaje eminentemente físico, en un rodaje en el que en la mayoría de sus escenas prescindió de la utilización de dobles. Que Cruise es un actor bastante aceptable no creo que haga falta que yo lo diga, como tampoco que dispone de un registro limitado y que sus composiciones son casi siempre calcos las unas de las otras (claro que lo mismo ocurre con otras grandes estrellas del cine de ahora y de siempre). Philip Seymour Hoffman, que acaba de ganar el Oscar por “Truman Capote”, aporta algo de “qualité” a la película, pero dispone de pocos minutos y tampoco parece muy deseoso de entregarse al máximo. Quien sí me sorprendió fue Billy Crudup, muy sutil y acertado en su papel, y no digo más para no reventar el lógico suspense. Ving Rhames repite por tercera vez como Luther, el eterno compañero de Ethan Hunt, Laurence Fishburne parece anclado artísticamente en su “Morpheus” de la trilogía “Matrix” y la bella Maggie Q, diva del moderno cine de artes marciales de Hong Kong, recuerda muchísimo a Lucy Liu. Finalmente, ¿soy el único que creyó ver un toque de morbo en las dos actrices a las que defiende Tom Cruise en la película? Michelle Monaghan recuerda en más de un plano a Katie Holmes, la actual esposa de Cruise y madre de su hija Suri, pero es que Keri Russell (la pelirroja “Felicity” televisiva) tiene también un cierto parecido con Nicole Kidman, anterior pareja del actor. ¿Será casualidad? ¿Serán tan sólo imaginaciones mías?. ¿Adivináis cuál de las dos muere… en el film?

Calificación: 7 (sobre 10)
(iba a darle 7,5 o quizás incluso 8, pero el horrendo epílogo, exultante de absurda felicidad y, además, a cámara lenta, se merece un capón)

Luis Campoy

Comentarios

Montse ha dicho que…
A mi hijo también le gustó :)

Yo no voy a ir al cine a verla, supongo que la dormitaré cuando la den por la tele, jejeje... (pero es que yo soy un poco rarita)

Te vi en el blog de jarabe de glucosa y supongo que vendré a visitarte má a menudo para leerte con calma (hoy no tengo tiempo).

Saludos cordiales desde mi mar
Te he dicho alguna vez que no me gusta para nada Tom Cruise?
Anónimo ha dicho que…
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