Cine actualidad/ "HAN SOLO, Una historia de Star Wars"


Mami, quiero ser piloto

A los catorce años, cuando se estrenó en España “La Guerra de las Galaxias”, yo quería ser Han Solo.  De hecho, durante un tiempo FUI Han Solo:  en el reparto de papeles que hicimos en clase, mientras a alguno le correspondió el dudoso honor de “travestirse” para convertirse en la Princesa Leia, yo ostenté el privilegio de desempeñar el rol del intrépido contrabandista espacial.  Sin embargo, ya entonces, incluso desde la perspectiva de un crío, era bien evidente que Harrison Ford sólo había (y hay) uno.

Desde el mismo momento en que Walt Disney Pictures adquirió Lucasfilm (la empresa propietaria del creador de “Star Wars”, George Lucas) en octubre de 2012, quedó bien claro que la elevadísima inversión (4.050 millones de dólares) iba a ser rentabilizada con creces.  El merchandising se puso nuevamente en marcha y, en apenas unos días, se anunció la puesta en marcha de una nueva trilogía de películas, que continuaría narrando lo sucedido en la mítica galaxia en la que los Caballeros Jedi controlaban la Fuerza y los Señores Sith conspiraban desde el Lado Oscuro.  Por si fuera poco, la empresa del Ratón Mickey decidiría, poco tiempo después, exprimir aún más el suculento filón, de modo que, al igual que ya se hiciera en 1984 con “La aventura de los Ewoks”, se determinó la realización de varios spin-offs derivados de la franquicia.  El primero de ellos, “Rogue One, Una historia de Star Wars” llegó a los cines en 2016 (entre el Episodio VII y el VIII), y el segundo, “Solo” (“Han Solo” en España) se estrenó el pasado jueves

“Han Solo” (planificada para calmar el “mono” de los fans entre los Episodios VIII y IX) tenía que ser una aventura iniciática, más o menos alegre y optimista, cuyo propósito sería narrar la juventud del propietario del Halcón Milenario.  A tal efecto, se contrató a los directores de “La Lego Película”, Phil Lord y Chris Miller, que fueron quienes supervisaron el casting que eligió como protagonista (es decir, como relevo de Harrison Ford) al semi desconocido Alden Ehrenreich.  El rodaje se inició en febrero de 2016, y no tardaron en sonar las alarmas.  Para empezar, se extendió el rumor de que Ehrenreich no lograba hacerse con el personaje, y se contrató a un profesor de interpretación para que estuviese encima de él.  Pero lo peor aún estaba por venir:  en junio de aquel mismo año, la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kenendy, anunciaba el despido fulminante de Lord y Miller, insinuando las habituales “diferencias creativas”.  Al parecer, los directores había optado por dar carta blanca al reparto para improvisar y modificar los diálogos a su antojo, y éso el ilustre Lawrence Kasdan (autor del libreto, como lo fue de la maravillosa “El Imperio contraataca”) no lo podía consentir.  Como solución de emergencia, se eligió al veterano Ron Howard (que ya colaborase, con éxito, con Lucasfilm en “Willow”), quien no sólo completó el film sino que acabó re-rodando gran parte del material firmado por sus predecesores.

El primer tráiler de “Han Solo” me hizo temer lo peor:  el protagonista apenas aparecía en pantalla, como si los productores tuvieran miedo de enseñarlo.  Sin embargo, el segundo adelanto fue tranquilizador e incluso permitió concebir ilusiones.  Ahora, tras el visionado de la película, ya podemos opinar, juzgar y emitir nuestro veredicto.  Y mi veredicto es….

¿Por dónde empezar?  Lo primero que me llamó la atención de la película fue lo mal presentado que está el protagonista;  en su primera aparición, apenas se le ve fugazmente, sin un plano en el que poder lucirse, sin mimo en su gesto o su pose.  Minutos después, queda patente lo que no es ningún juego metalingüístico, sino toda una realidad fácilmente constatable:  Alden Ehrenreich no es Harrison Ford.  Pero esto ya lo sabíamos, ¿no?  Ehrenreich no es Ford, pero, como nadie es Ford (sólo Ford), incluso este chaval de apellido complicado de pronunciar se merece una oportunidad.  En algunas escenas, el recién llegado da el pego:  es apuesto, es simpático, y diríase que se ha estudiado las poses más características del personaje.  En otros momentos, por desgracia para él (y para todos los fans), su gesticulación facial deja mucho que desear:  sus risitas y mohínes resultan cargantes, molestan.  Era obvio que ningún actor (nadie) iba a estar a la altura del creador del personaje, pero Alden Ehrenreich NO se le acerca ni subido sobre los hombros de Chewbacca.  El primer e irreversible fallo es que nos hallamos ante una película de Han Solo sin Han Solo, sin un Han Solo creíble, y a fe mía que se trata de un fallo que pesa mucho.  Tampoco ayuda demasiado la elección de una insípida Emilia Clarke como interés romántico de Solo, y es que a la Khaleesi de “Juego de Tronos” le está costando mucho labrarse una carrera consistente en el cine.  Más positiva es la presencia de un excelente Woody Harrelson y un elegante Paul Bettany, aunque quien más me sorprendió fue Donald Glover como Lando Calrissian;  todo un descubrimiento el de este californiano de 34 años que destila elegancia y carisma en cada aparición.

Luego, está el tono general del film.  Ron Howard ha demostrado en numerosas ocasiones que sabe narrar con clasicismo, sin complicar mucho la factura visual de sus películas;  pero también ha facturado productos de una alarmante mediocridad, sobre todo en los últimos tiempos (la penosa “Inferno” lo certifica).  El (para mí) equivocado tono de “Han Solo” durante su primera media hora no presagia nada bueno:  fotografía “quemada”, exceso de oscuridad, parquedad en la paleta de color…  Por fortuna, Howard se recompone a tiempo y logra enmendar el rumbo con la inclusión de varias escenas de acción que te dejan casi boquiabierto…  sólo para volver a pifiarla con un final que se me antojó muy mal resuelto.

En el cómputo global de todos los films pertenecientes a la saga galáctica, para mí “Han Solo” ocupa ya el primer lugar…  si empezamos a contar desde abajo.  O sea, sin tratarse de un producto desdeñable, sin llegar a hacerse aburrida, sí considero que es la más floja y la peor de todas hasta la fecha.  Por poner unos ejemplos, ni tiene la relevancia argumental de “El Imperio contraataca” o “Los últimos Jedi”, ni es tan divertida como “La Guerra de las Galaxias (Una nueva esperanza)” o “El retorno del Jedi”, ni tan dramática como “Rogue One” o “La venganza de los Sith”.  Yo no estoy en contra de que se siga explorando la galaxia casi infinita creada por George Lucas, ni de que se nos adentre en el famoso Universo expandido;  lo que sí empieza a cansarme es que en cada una de las películas de la millonaria franquicia tengan que aparecer todos o algunos de los viejos personajes, de que se reciclen los mismos conceptos una y otra vez, de que, pudiendo contarnos algo nuevo, se nos vuelva a narrar lo que ya sabemos, o de que, cuando se pretende “innovar”, se haga a costa de sacrificar la inventiva en aras de la seguridad de lo ya conocido.  Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, comenzó a fraguarse una mitología de la que apenas hemos conocido una pequeña parte, y tenemos por delante mil y una historias que vivir…

Luis Campoy

Lo mejor:  el talento de Woody Harrelson y el carisma de Donald Glover
Lo peor:  la falta de carisma de Alden Ehrenreich, la sosería de Emilia Clarke
El cruce:  “La Guerra de las Galaxias” + “Oblivion” + “Mad Max 3”
Calificación:  6 (sobre 10)

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