Cine actualidad/ “BARRY SEAL”

Simpático delincuente

Nacido Adler Berriman Seal en julio de 1939, Barry Seal fue un piloto de la TWA (Trans World Airlines) que, en 1966, se convirtió en el más joven al mando de un Boeing 707.  Seal era un “culo inquieto” que, lejos de conformarse con la estabilidad que le ofrecía su envidiable empleo y su creciente familia, empezó a trapichear con inocentes alijos de tabaco “para aprovechar el espacio sobrante” en el compartimento de carga de su avión.  Poco tiempo después, introducía cocaína en Estados Unidos al servicio del temible cártel de Medellín liderado por Pablo Escobar, al tiempo que hacía de espía para la CIA, de confidente para la DEA (Administración para el Control de Drogas) y traficante de armas para la Contra nicaragüense, todo a la vez y consiguiendo que los unos no supieran que trabajaba para los otros…  hasta que, en 1986, sus múltiples caras quedaron al descubierto.

Barry Seal ya había inspirado diversas películas y telefilms en los que había sido encarnado por actores como Michael Paré, Dylan Bruno o el mismísimo Dennis Hopper, pero hasta que Doug Liman no puso en marcha un proyecto titulado “American Made” (“Hecho en América”) y ofreció el papel protagonista a su amigo Tom Cruise, a quien ya había dirigido en “Al filo del mañana”, la personalidad de Seal no ha llegado a conocimiento del gran público.  En España, así como en otros países, el título se ha simplificado hasta convertirse en “Barry Seal, el traficante”, coletilla que seguramente pretende evitar molestos quebraderos de cabeza al perezoso cinéfilo desinformado.

De la película que ha dirigido Doug Liman, especializado en un cine más fantástico y aventurero (suya es también la primera entrega de Bourne que consagró a Matt Damon), me sorprendió en primer lugar el excelente guión de Gary Spinelli, que, lejos de limitarse a enumerar una aburrida sucesión de hechos, lo hace con el propio Seal haciendo de narrador, y beneficiándose de un sentido del humor cínico y corrosivo que, al parecer, ha sentado mal a mucha gente.  Los críticos “serios” consideran que el film trivializa un episodio muy dramático de la Historia norteamericana (las acciones de Seal fueron uno de los detonantes de la tristemente famosa trama del Irangate, también conocida como Irán-Contras), al mismo tiempo que se niega a condenar explícitamente el tráfico y consumo de estupefacientes.  La verdad, me parece absurdo que se pretenda que todos las películas en las que aparecen espías o traficantes deban tener por obligación una misión evangelizadora o moralizante, cuando lo que uno espera de un producto así es, básicamente, que sea entretenido y a ratos espectacular.  En este sentido, “Barry Seal” cumple con creces, y lo hace precisamente porque el espectador siente que está viendo algo más que un simple divertimento sin fuste, o una biografía tan fidedigna como pedante.

A poco que uno se deje llevar, “Barry Seal” tiene una baza infalible para resultar irresistible:  Tom Cruise.  El actor neoyorkino, que aunque no lo parezca ya tiene 55 años, entrega una de sus mejores interpretaciones, echando mano de su innegable carisma y atractivo para dar vida a un personaje que, en la piel de otro actor, podría haber resultado despreciable y repugnante.  Bien cierto es que Cruise se parece al auténtico Seal en lo mismo que un huevo a una castaña, y que, por otra parte, un tipo tan encantador difícilmente puede ser tomado en serio como villano en la hagiografía de un sujeto que se enriqueció sobremanera gracias al narcotráfico, pero es que, repito, en ningún momento se pretende la verosimilitud total ni la creación de un estado de opinión que crucifique moralmente la odiosa figura de quien trafica carente de escrúpulos y provoca un río de sufrimiento y muerte a lo largo y ancho del Globo.

En el fondo, la pretensión no declarada de “Barry Seal” es la de llevar a Tom Cruise a las puertas del Oscar, brindándole su propia “El lobo de Wall Street”.  Y es que el tono del magnífico film de Martin Scorsese que casi oscarizó a Leonardo DiCaprio es el mismo que preside “Barry Seal”, demostrando, una vez más que, con un buen guión, unas cuentas escenas de acción estupendamente rodadas y uno de esos pocos actores que, hoy en día, aún pueden ser considerados una verdadera “estrella de Hollywood”, se puede hacer una película entretenida y que incluso hace pensar…  un poco.

Luis Campoy

Lo mejor:  Tom Cruise, el guión, el cinismo que destila, las escenas de acción
Lo peor:  que algunos piensen que la obligación de esta película era moralizar o pontificar
El cruce:  “Juego de armas” + “Narcos” + “El lobo de Wall Street”

Calificación:  8 (sobre 10)

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