Cine actualidad/ “SILENCIO”

Ssshhhhh….

Martin Scorsese ha dirigido algunas de las mejores películas de la historia del cine.  Así de claro.  Así de simple.  Sólo por esa razón, cualquier estreno del realizador de “Taxi Driver”, “Uno de los nuestros” o “Toro salvaje” debería constituir un verdadero acontecimiento.  Sin embargo, las cifras de taquilla de su último trabajo, “Silencio”, dan a entender que nos hallamos ante una seria decepción, cuando no ante un fracaso en toda regla…

Japón, siglo XVII.  Dos monjes jesuitas de origen portugués son enviados en busca de otro fraile, el padre Ferreira, quien a la sazón había sido mentor de ambos y que ahora parece haber apostatado y abrazado la fe budista.  Durante la búsqueda, los dos curas vivirán en carne propia el odio y el desprecio que con los que la religión católica es recibida por parte de las autoridades niponas…

Cuentan que Scorsese leyó la novela “Silencio” de Shusaku Endö hace casi 30 años, y desde entonces había estado tratando de llevarla al cine.  Lo primero que tengo que decir es que cuesta creer que un director al que todo el mundo venera haya que tenido que esperar tres décadas para poder rodar una película….  como también me extraña que (sin haberlo leído) el libro de Endö, si realmente es tan bueno, se merezca una adaptación como la que nos brinda el querido don Martin.  Scorsese, como buen italoamericano, al parecer se sintió afectado por el subtexto religioso de la aventura, y quiso continuar una temática que ya había explorado en su obra en títulos como “La última tentación de Cristo” o la muy olvidada “Kundun”.  Lo malo es que el maestro parece conformarse con realizar un film para su propio uso y disfrute, y que se está atragantando en los paladares de la inmensa mayoría de los cinéfilos.

A la hora de valorar una película como “Silencio”, es inevitable que se emitan dos juicios bien diferenciados;  uno haría referencia a los aspectos estrictamente cinematográficos, y otro al propio y desasosegante argumento.  Tal como lo describe Scorsese, Japón era un país bárbaro y apegado al pasado en el que los pobres sacerdotes cristianos eran cruelmente masacrados tan sólo por negarse a renegar de su fe, así como los valerosos creyentes recién bautizados.  Sin embargo, la historia podría ser narrada de otra manera:  los japoneses, celosos defensores de su idiosincrasia, veían con malos ojos la invasión a la que les sometían los occidentales, quienes usaban la excusa de la religión como punta de lanza para posteriormente inmiscuirse en asuntos económicos y políticos, de modo que se defendieron con todos los medios a su alcance sin andarse con miramientos.

He pasado 12 años de mi vida estudiando en colegios de monjas y curas, y conozco perfectamente el trasfondo de la Iglesia católica, los parámetros de la liturgia y el modo en que se prioriza la defensa de la Fe.  Por convertir las creencias en obsesiones y las convicciones en elementos de rivalidad, se han desatado millones de guerras desde que el mundo es mundo.  Por divulgar la religión propia, a veces intrusivamente, se desata la ira de quienes no quieren desprenderse del credo en el que han sido educados.  Por eso afirmo que, en contra de lo que se dice por ahí, “Silencio” no trata sobre la religión o sobre la fe, sino sobre la intolerancia, la intransigencia, la brutalidad, el odio y la crueldad.  No creo que por negarse a pisar la portada de una biblia uno deba ser torturado o decapitado, ni justifico que para preservar lo que es tuyo tengas derecho a cometer actos de barbarie inhumana en contra de tus visitantes de allende los mares.

Y lo que menos justifico es que, para narrar la historia que cuenta “Silencio”, haya que extenderse durante casi tres horas y poner a prueba la paciencia de todo quisque.  Ni creo que ni el guión ni la dirección ni las interpretaciones estén al nivel que cabe exigirle al maestro Scorsese.  Andrew Garfield está bien y se nota que se esfuerza, lo cual se le agradece, pero algo en su composición resulta distanciador y poco creíble.  Adam Driver, visto y no visto, actúa con manifiesta desgana.  Liam Neeson hace de…  Liam Neeson, lo cual me encanta, si bien aquí no basta,  Así, quienes se llevan el gato al agua son los actores japoneses, realmente espléndidos, con Issey Ogata y Tadanobu Asano a la cabeza, pues son sus personajes los que están mejor dibujados y los que, por odiosos, resultan más interesantes y carismáticos.  Por lo demás, el ritmo del film es cansino a más no poder, el aburrimiento y el sopor acechan por doquier y ni siquiera la espléndida fotografía redime a “Silencio” de su pecado de anteponer el mensaje a la obligación de entretener.

Luis Campoy

Lo mejor:  la fotografía, es diseño de producción
Lo peor:  el excesivo metraje, la lentitud del ritmo, lo maniqueo de su planteamiento
El cruce:  “La Misión” + “Shogun” + “El último samurái”

Calificación:  5,5 (sobre 10)

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