Cine actualidad/ "OCHO APELLIDOS CATALANES"

Llover sobre mojado

Incluso en España, o sobre todo en España, las gallinas de los huevos de oro son especímenes casi tan codiciados cual criaturas mitológicas:  su misma existencia es poco menos que milagrosa, y es normal que se intente a toda cosa que sus dorados resultados perpetúen y aun aumenten sus rendimientos.  Un éxito tan descomunal como el de “Ocho apellidos vascos” no podía pasar desapercibido para sus avispados responsables, quienes en un plazo récord han puesto en marcha una secuela cuyo arranque en taquilla no ha podido resultar más esperanzador…

Como consecuencia de los sucesos acaecidos en “Ocho apellidos vascos”, se han creado algunos lazos entre los protagonistas…  al tiempo que se han roto otros.  Mientras Koldo y Merche han formalizado su relación (actualmente en crisis), Rafa y Amaia han roto la suya, habiéndose ella enamoriscado de Pau, un catalán ricachón, cuya abuela cree a pies juntillas que Cataluña ya ha dicho adiós a España.  Tratando de evitar la boda de Amaia con Pau, Rafa y Koldo viajan a un pueblecito de los Països Catalans donde se prepara un festejo muy especial…

En un tiempo récord para una película común, se ha escrito el guión, se ha rodado y se ha postproducido la continuación del film más taquillero de la historia del cine español.  Incluso a pesar del aparatoso bombardeo publicitario al que recuerdo que nos sometieron los muchachos de Tele 5, es obvio que ni ellos ni nadie podía siquiera imaginar la repercusión de la cinta dirigida por Emilio Martínez Lázaro y que se estrenó a principios de 2014, otorgando a las salas unas audiencias de récord que se mantuvieron durante semanas y semanas.  Como decía al principio, la gallina de los huevos de oro era demasiado golosa como para no exprimirla, de modo que, apenas un año y medio después, ya tenemos entre nosotros su primera continuación, que cuenta con la participación de los mismos artífices.

Confieso que, cuando ví la película original (dos veces en cine y otras dos en formato doméstico), lo primero que pensé fue que, si se cedía a la tentación de realizar una secuela, lo único que garantizaría que se mantuviesen los mismos niveles de gracejo y agudeza, la clave sería no repetir a los mismos personajes, sino simplemente urdir una historia diferente, con nuevos tópicos geográficos de los que burlarse, pero contando con la presencia de caras totalmente nuevas.  Sin embargo, los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José han preferido recuperar a todos y cada uno de los personajes ya conocidos (y queridos, todo hay que decirlo) de la primera entrega, lo cual sin duda complacerá a gran parte del público, pero también constituye un hándicap que no se ha resuelto del todo satisfactoriamente.  Con la premisa de volver a reunir a Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Carmen Machi e incluso a los inefables Alberto López y Alfonso Sánchez (los compadres sevillanos de Rafa), se ha forzado una trama que parece condenada a utilizar la repetición como arma arrojadiza.  No sólo se vuelve a recurrir al mismo tipo de chistes (algunos geniales, otros más bien sosos) sobre la diversidad multirregional y se los pone en boca de los mismos sujetos, sino que éstos se ven obligados a repetir los mismos comportamientos en situaciones demasiado parecidas.  Sí, ya sé que precisamente éstas son las características de cualquier serialización de un producto de éxito, pero para mí que “Ocho apellidos catalanes” lo disimula mucho peor.

En resumen:  “Ocho apellidos catalanes” reúne a los mismos personajes de su predecesora y los somete a situaciones prácticamente idénticas, pero lo hace de un modo repetitivo y menos imaginativo.  La mayor parte de los gags no son tan buenos como los ya conocidos, los diálogos chispeantes tienen menos gracia y se recuerdan con menos simpatía, y las subtramas románticas muchas veces ahogan la comicidad.  Personalmente, no me reí hasta pasado un cuarto de hora, me reí mucho menos que hace año y medio…  y bostecé mucho más;  este sería mi particular balance tras la visualización de la cinta, el cual no parece coincidir con el sentir de esos miles y miles de personas que han arrasado nuevamente los cines este último fin de semana.  Obviamente, me alegro de que la gente vaya al cine y de que se rinda precisamente al cine español…  lo cual no es óbice para lamentar lo que me parece un ejercicio de precipitación y presteza cuya celeridad en ver la luz ha impedido que el contenido y la puesta en escena se hayan pulido un poquito más.

Luis Campoy

Lo mejor:  algunos chistes muy puntuales y, sobre todo:  Karra Elejalde, hostias
Lo peor  el deja vu, lo poco currados que están muchos diálogos y demasiadas situaciones
El cruce:  “Ocho apellidos vascos” + “Los padres de ella” + “La boda de mi mejor amiga”

Calificación:  5 (sobre 10)

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