Los bellísimos años veinte
En 1974, el cineasta Jack Clayton realizó una luminosa aunque tediosa adaptación de "El Gran Gatsby", la novela de F. Scott Fitzgerald publicada en 1925, protagonizada por un Robert Redford de 38 años. Aún recuerdo la publicidad de aquel film, basada en al atractivo de Redford y su pelo rubio engominado, pero ni entonces ni ahora me pareció un film apetecible o interesante....
Por el contrario, los trailers de la nueva versión realizada por el australiano Baz Luhrmann no sólo contaban con el que es uno de los actores mejores y más fiables del cine actual (Leonardo Di Caprio), sino que, en el más puro estilo de Luhrmann, auguraban una puesta en escena bellísima, creativa y original. Por fortuna, en estos aspectos el film no defrauda en absoluto, y además cuenta con otros varios alicientes que lo convierten en un incuestionable triunfo estético.
En los años 20 del siglo pasado, Nick Carraway, un joven empleado de banca que aspira a convertirse en escritor, se muda a la aparentemente tranquila zona de Long Island, un reducto de paz alejado del bullicio de Nueva York. Pero quiere la casualidad que justo al lado de Nick se halle la imponente mansión del misterioso multimillonario Jay Gatsby, famoso por sus tumultuosas fiestas y enamorado secretamente de la prima de Nick, Daisy, quien vive con su marido justo al otro lado de la bahía...
Conocido por su exitosa "Moulin Rouge" y por su discretamente acogida "Australia", Baz Luhrmann ya había trabajado con Leonardo DiCaprio en "Romeo + Julieta", una obra muy similar a "El Gran Gatsby" en cuanto a concepción y puesta en escena. Lamentablemente, algunos de los defectos cometidos en "Romeo..." se reiteran nuevamente en "Gatsby...", prueba de que es peligroso venderse a la estética a riesgo de descuidar el drama interno. Al igual que sucediera con la mediocre Claire Danes, Luhrmann yerra a fondo en la elección de la heroína, la muy prometedora pero inadecuada Carey Mulligan, una actriz ascendente pero que no reúne los requisitos para recrear a la bella y frágil Daisy Buchanan. Tampoco Tobey Maguire realiza una gran creación dando vida a Nick Carraway, que en su versión parece bobo y timorato y no llega a transmitir la fascinación que le inspira Gatsby. En cuanto a Leonardo Di Caprio, de seguro nos encontramos no sólo ante una de las pocas auténticas estrellas que existen en el panorama cinematográfico actual, sino ante un actor asombrosamente competente capaz de bordar cualquier papel. Su Gatsby convence, fascina, hipnotiza y manipula, pero posée una única fragilidad que le hace aún más creíble: es capaz de dejarlo todo por amor. Al igual que Robert Redford en la anterior versión, Di Caprio tiene 38 años muy bien llevados, y ha adquirido tal status que todos los directores de Hollywood le creen capaz de resultar convincente haga lo que haga, y su Jay Gatsby no es una excepción.
Donde también se equivoca Baz Luhrmann es en la excesiva morosidad de algunas escenas, cuya duración podía y debería haber sido reducida, y en la rompedora utilización de ritmos actuales para ilustrar los bailes de la época. Tanta virguería visual demostrada en la recreación de los peinados y vestuarios se va a pique cuando se escucha de fondo la música disco más actual o el rap más sincopado.
A pesar de los pesares, para mí la portentosa apariencia visual de “El Gran Gatsby” (realzada aún más en la versión en 3D) constituye todo un espectáculo que no defraudará a quien sepa degustarlo. Son estas películas, primorosamente "pintadas" sobre ese inmenso lienzo que es la pantalla, y acompañadas por un sonido simplemente fabuloso, las que justifican, incluso en estos tiempos, la asistencia a una sala de cine.
Luis Campoy
Lo mejor: Leonardo Di Caprio, la puesta en escena, Joel Edgerton (el marido de Daqisy)
Lo peor: Carey Mulligan, el shock causado por la irrupción de la música discotequera, la duración a todas luces excesiva
El cruce: "El Gran Gatsby" (Robert Redford) + "Moulin Rouge" + "Spiderman 3"
Calificación: 8 (sobre 10)
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