Cine actualidad: "LA JUNGLA 5: Un buen día para morir"



Difícil de matar en Rusia

Ví “Jungla de cristal” en el entrañable Cine Rex de Murcia allá por Octubre de 1988.  Su título original, “Die Hard”, hacía referencia a un elocuente juego de palabras:  por un lado, se trataba de alguien difícil de matar, pero, por otro, expresaba la inoportunidad de alguien que aparecía en el sitio más inapropiado en el momento menos indicado.  John McClane (Bruce Willis) era aquel convidado de piedra, un policía de Nueva York que se presentaba por sorpresa en el rascacielos de Los Angeles en el que trabajaba su mujer justo la noche en que unos terroristas alemanes sembraban el pánico.



Willis se había dado a conocer en la serie de televisión “Luz de luna” al lado de Cybill Shepherd, pero su modélica creación de McClane le convirtió en estrella de la noche a la mañana.  Claro que el éxito de “Jungla de cristal” no sólo se debió a contar con el intérprete apropiado en el mejor momento de su carrera, sino a un excelente guión en el que el héroe reluctante se oponía a un adversario imponente (Hans Gruber:  Alan Rickman) y en su duelo a muerte les arropaban un puñado de personajes secundarios perfectamente dibujados bajo el paraguas de una realización ejemplar a cargo del hoy tristemente denostado John McTiernan.

El éxito de “Jungla de cristal” propició el inicio de una saga que giraba alrededor de las aventuras de McClane:  en la segunda entrega, el héroe desbarataba un complot para liberar a un dictador sudamericano en el aeropuerto de Washington;  en la tercera, McClane y un socio a la fuerza (Samuel L. Jackson) se veían obligados a recorrer toda Nueva York desmontando los explosivos instalados por el hermano de Hans Gruber, Simon (Jeremy Irons);  en la cuarta, rodada mucho después de la anterior, era a un delincuente informático (Timothy Oyphant) a quien McClane debe hacer frente, ya con su hija crecidita por en medio.  Como no hay 4 sin 5, los ejecutivos de Twentieth Century Fox han decidido festejar los 25 años de la primera “Jungla” recuperando de nuevo al ya talludito policía, y esta vez nos presentan a su hijo, con el que formará improvisado tándem en las frías calles de Moscú.

Si bien la esencia de la saga se sustenta en la inimitable actuación de Bruce Willis, vencido por la alopecia pero aparentemente inmune a golpes, hematomas, magulladuras, impactos de cristales hechos añicos e incluso algún que otro tiro a bocajarro, la incursión soviética de McClane resulta, con mucho, la más desangelada, descafeínada, deslucida y desentonada del quinteto.  El nuevo realizador, John Moore, cuyo trabajo más meritorio había sido calcar un excelente film de Richard Donner para fotocopiar “La Profecía”, se ha basado en un flojísimo guión de un tal Skip Woods que seguro que sabe más de dar saltitos por el bosque que de crear aventuras policíacas familiares.  En el risible libreto de Woods, los inteligentes y divertidos diálogos de Steven E. de Souza (escritor de “Jungla de cristal”) brillan por su ausencia, los villanos son más risibles todavía y la acción avanza a trompicones, deshaciendo el sopor a base de aparatosidad y ruido, mucho ruido.  Sólo destaca una ciertamente espectacular persecución por las calles de Moscú, que en realidad se rodó en Budapest y que, finalizada la primera media hora de metraje, agota todo lo bueno que el resto del film atesora.  Ni siquiera el pobre Bruce Willis tiene derecho a exhibir su habitual parafernalia chulesco-humorística, porque se ve obligado a compartir el protagonismo con el absolutamente insípido Jai Courtney.  Algo parecido sucedía en “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal”, en la que Shia LaBeouf apuntaba a sucesor de Harrison Ford y fracasaba estrepitosamente en el intento;  y es que el público es reticente a que sus héroes cedan el testigo a un relevo generacional poco fiable y nada carismático.

Viendo esta “Jungla 5” diríase que han transcurrido no 25 años sino 25.000 millones de años luz desde aquella tarde de sábado en la que quien esto suscribe vio una gran película en la mejor sala de cine de la capital murciana.  No es que los héroes estén cansados, sino que necesitan que su heroicidad brille confrontada a la peligrosidad de un gran villano y que a ambos les arrope un elenco de secundarios digno de su nivel.  Cuando sólo hay tanto ruido y tan pocas nueces, es ciertamente un buen día para morir…  de pena.

Luis Campoy

Lo mejor:  la persecución por las calles moscovitas
Lo peor:  los personajes, los diálogos, la frustración que esta celebración de las bodas de plata provoca
El cruce:  “Jungla de cristal” + “Venganza:  Conexión Estambul” + “El Santo”
Calificación:  4,75 (sobre 10)

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