Cine actualidad/ "LA CONSPIRACIÓN"


Condenada sin remisión

Abraham Lincoln, el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, el que dirigía los destinos del Norte republicano durante la Guerra Civil, el que abolió la esclavitud en el Sur sin ni siquiera haber acabado la contienda, fue asesinado por un actor de ideología sudista, John Wilkes Booth, mientras presenciaba una representación en el Teatro Ford de Washington, el Viernes Santo de 1865.  Booth fue localizado y abatido muy pronto, pero estaba claro que no había actuado solo, de modo que los otros conspiradores (incluyendo a la madre viuda de uno de ellos, Mary Surratt) fueron perseguidos, capturados, juzgados, condenados y ejecutados sin piedad alguna, en un proceso sumarísimo que quiso ser tan implacable como ejemplar.


“La conspiración", la nueva película como director del ya septuagenario galán Robert Redford, reconstruye los sucesos arriba mencionados, centrándose en la figura de Mary Surratt y la de Frederick Aiken, el abogado a cargo de su defensa.  Redford, de reconocida ideología liberal, aprovecha el guión de James D. Solomon para trazar evidentes paralelismos con la actualidad:  incluso en el país supuestamente más democrático de la Tierra, ante un suceso de trascendencia capital (el magnidicio de Lincoln, el 11-S), la Justicia actúa de modo cruel, despiadado y vengativo para con los teóricos criminales, violando el derecho elemental a la presunción de inocencia.  En más de un momento, se siente sobrevolar el fantasma de Guantánamo, con esos prisioneros encadenados y encapuchados a los que se condena en base a pruebas circunstanciales y sin permitirles una defensa con probabilidades reales de salvación.  Quizá, sólo quizá, se le haya ido un poco la mano a Redford a la hora de presentar a los militares yanquis y a toda la malherida sociedad nordista como los villanos de la función.  Por lo demás, “La conspiración” sorprende por su sobria puesta en escena y maravilla por su acabado preciosista.  Los decorados y vestuario son impecables y la música de Mark Isham resulta de lo más apropiada, pero la fotografía se erige en auténtica obra de arte.  El operador Newton Thomas Sigel (iluminador también de la muy apetecible “Drive”, que me temo que tampoco vamos a poder disfrutar en Lorca) nos presenta uno de los estudios sobre la luz más fascinantes que se han visto en los últimos años, aportando una visualización única de tan convulso período histórico.

En el terreno actoral, James McAvoy (visto en “El último Rey de Escocia”, “Wanted” o la reciente “X-Men: Primera generación”) está simplemente cumplidor, pero quien se lleva el gato al agua con una interpretación inolvidable es Robin Wright (ex novia de Forrest Gump y ex mujer de Sean Penn).  Ya quisiera yo ver a divas como Angelina Jolie realizando un papel así:  dramático y desgarrador y sin absolutamente una gota de maquillaje, con ojeras y arrugas y una pátina inconfundible de autenticidad.  También aparecen un antipático Kevin Kline, un amenazador Danny Huston y el fabuloso y cada vez más solicitado Tom Wilkinson, que se está hinchando a hacer secundarios de lujo como si de un Gene Hackman o un Robert Duvall se tratara.

La floja carrera comercial de “La conspiración” debe ser atribuída a su condición de película “seria” y a su pésima campaña de promoción, pero os aseguro que resulta conmovedora y que sus 122 minutos se pasan en un suspiro.

Luis Campoy

Lo mejor:  el tratamiento de la luz, la composición de Robin Wright
Lo peor:  el maniqueísmo de algunos pasajes, la mala elección de ciertos actores secundarios
El cruce:  “Tiempos de gloria” + “Algunos hombres buenos” + “El intercambio”
Calificación:  8 (sobre 10)

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