Cine actualidad/ "MÁS ALLÁ DE LA VIDA"

Más acá de “Ghost”




Con 80 años cumplidos, parece que el veteranísimo y venerabilísimo Clint Eastwood tiene ganas de cualquier cosa menos de morirse. Quizás por éso ha dirigido "Más allá de la vida", un film que intenta ahondar en la teoría, universalmente extendida, de que la muerte no es el final del camino...



Un parapsicólogo norteamericano que puede comunicarse con los muertos pero no considera esta facultad como un don sino como una maldición, una periodista francesa que durante un tsunami permaneció muerta unos segundos y luego volvió a la vida y un niño inglés cuyo hermano mellizo acaba de fallecer en un accidente automovilístico son los tres protagonistas de tres historias aparentemente sin conexión alguna, pero que al final acaban cruzándose…



¿Qué hay más allá de la vida? Para Eastwood, nada excesivamente original o que no hayamos visto cien millones de veces antes: una luminosidad blanca y cegadora, y siluetas de seres queridos que salen a nuestro encuentro. Desde luego, el realizador de "Gran Torino" no se ha calentado excesivamente la cabeza en este sentido, pues su visión del más allá parece calcada de "Ghost", un film, por cierto, injustamente olvidado y menospreciado que aprovecho para reivindicar. Pero si a nivel formal "Más allá de la vida" no resulta para nada original, tampoco se luce mucho argumentalmente. El verdadero parapsicólogo intenta llevar una vida alejado de lo sobrenatural, pero su facilidad no buscada para contactar con los espíritus no le permite el descanso que necesita. A su vez, la periodista está obsesionada con las imágenes que vio durante su breve experiencia mortuoria, y sólo puede liberarse plasmando su vivencia en un libro. Finalmente, el niño londinense, cuya madre drogadicta ya no puede cuidarle, será confiado a un hogar de adopción, en el que no podrá hallar la tranquilidad sin buscar el modo de comunicarse con su hermano prematuramente desaparecido. El ir y venir de una historia a otra, de un escenario a otro, no está narrado con la agilidad necesaria, e incluso adolece de una serie de tópicos muy poco satisfactorios. ¿De verdad hace falta que, para que sepamos que vamos a permanecer unos minutos al lado de la periodista, cada vez que la acción se traslada a Francia, Eastwood nos inserte un plano de la Torre Eiffel o el Arco de Triunfo? ¿Era necesario que, en casi cada escena en la que aparece el niño, también salgan, como si de buitres carroñeros se tratara, los dos funcionarios de los Servicios Sociales que parecen siameses inseparables? De las tres tramas principales, la única que sale más o menos bien parada es la del médium que interpreta Matt Damon ("El caso Bourne" y sus secuelas), un actor a priori nada indicado para al personaje, y al que Eastwood le ofreció el papel tras haber colaborado juntos en "Invictus". Con todo, Damon se defiende lo mejor que puede, y en torno a él se construye una subtrama acerca de un curso de cocina en la que aparece una casi irreconocible Bryce Dallas Howard, que para mí es lo más acertado de toda la película. Por el contrario, todo lo que acontece a la mujer francesa (encarnada por la actriz Cecile de France, ¡más française imposible!) está contado con visible desgana y frialdad, resultándome particularmente bochornoso su encuentro con una doctora suiza (encarnada por una recuperada Marthe Keller) con la que lógicamente se comunica en francés, si bien ambas actrices hablan en un risible español con acento franchute. También hubiera sido de agradecer algo más de enjundia en el devenir del chico inglés, que al final acaba ejerciendo de Cupido y poco más.



Creo que a Clint Eastwood le ha traicionado un poco su (legítimo) deseo de mantenerse activo a toda costa rodando una película cada año. Cuando uno se obstina en rodar un film anual casi por obligación, es lógico que el producto final no tenga el acabado adecuado y que existan múltiples fallos sin pulir, bien a nivel formal o bien en lo conceptual. "Más allá de la vida” hubiera requerido una depuración a nivel literario mucho mayor, aunque parece que donde más tiempo y dinero se invirtió fue en la secuencia inicial, la que reconstruye un tsunami de modo ciertamente espectacular. También es una pena que no se haya profundizado un poco más en lo estrictamente sobrenatural, pero claro, no hay muchas personas que conozcan de primera mano lo que sucede cuando uno se muere... y, personalmente, le deseo al viejo Clint que aún tarde mucho en averiguarlo por sí mismo.



Luis Campoy



Lo mejor: Bryce Dallas Howard, o cómo "comerse" una película en tan sólo tres apariciones


Lo peor: los tópicos y lugares comunes de los que Eastwood abusa al narrar las dos tramas europeas; la música, monótona y repetitiva, que acompaña a las escenas intimistas


El cruce: "Ghost" + "2012" + "Oliver Twist"


Calificación: 5,5 (sobre 10)


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