Los Goya más vistos

El domingo se entregaron los Premios Goya, y ayer se conoció que la gala que retransmitió Televisión Española obtuvo la mayor audiencia de la Historia de estos galardones. Yo no pude disfrutarla en su totalidad (un evento deportivo que se celebraba a la misma hora me lo impidió), pero creo que ví lo suficiente como para poder enjuiciarla. Las altas cifras de aceptación del último cine español (traducidas en los excelentes taquillajes cosechados desde finales del año pasado) ya apuntaban a que el público estaba volviendo a interesarse seriamente por nuestra cinematografía, tanto a nivel de películas propiamente dichas como del show-business en general. Los ojos de todos estuvieron más fijos que nunca en la alfombra verde (para distinguirla de la roja de los Oscar) por la que desfilaron un montón de actores y actrices, directores, productores y técnicos, muchos desconocidos, algunos cada día más reconocibles y sólo unos pocos con status equivalente al de las estrellas de procedencia yanqui. Los más buscados, cómo no, Javier Bardem y Penélope Cruz, que por fin se dejaron ver juntos, y los tan codiciados como reticentes José Luis Garci y Pedro Almodóvar, cuya presencia en la gala era una de las prioridades del nuevo director de la Academia del Cine, Alex de la Iglesia. También se especulaba con la asistencia o no de Antonio Mercero, enfermo de alzheimer y que iba a recibir un premio honorífico. El resultado fue que Garci no acudió, Mercero estuvo tan sólo en una pantalla en la que se proyectó el momento en que De la Iglesia le llevó el Goya a su casa, y Almodóvar... Almodóvar fue la sorpresa y la revolución de la noche. Con su comparecencia para dar entrega del premio a la Mejor Película (aparición estelar que, en los Oscar, siempre suele reservarse a los más grandes, como Steven Spielberg, Harrison Ford o Clint Eastwood), el manchego firmó el armisticio con la Academia, aun a pesar de que, nuevamente, su última obra "Los abrazos rotos", partía con muy pocas posibilidades. El balance final de los Goya 2009 (ésos que se entregan en el 2010) se ajustó muy mucho al programa previsto, y los pronósticos se cumplieron. "Celda 211", que era mi favorita a juzgar por el poco peso de la citada "Los abrazos rotos" se llevó 8 "cabezones", incluyendo Mejor Película, Director (Daniel Monzón), Actor Revelación (Alberto Ammán) y, obviamente, Mejor Actor. Si cuando Javier Bardem abrió el sobre no llega a decir "Luis Tosar", posiblemente se hubiera rasgado el cielo y un rayo hubiera fulminado a los sacrílegos académicos. Por fortuna, el favorito se convirtió en triunfador, y hasta Javier Bardem se permitió parodiar al carismático "Malamadre", para delirio del público congregado en el Palacio de Congresos. "Agora", de Alejandro Amenábar, se acabó llevando de calle todos los premios técnicos (7 en total), cosa que veo muy justa, porque es exactamente ahí donde se encuentran los mayores alicientes de esta formalmente bella pero más bien soporífera película.

Lola Dueñas fue la mejor actriz, y tuvo un entrañable gesto con su compañero de reparto en "Yo también", el actor aquejado de síndrome de down Pablo Pineda. Espectaculares las presencias de Ana Belén (qué cuerpazo conserva esta mujer) y la mayoría de los integrantes del clan Guillén-Cuervo (estuvieron los dos Fernandos, padre e hijo, y la televisiva Cayetana, y sólo faltó la matriarca, Gemma). Divertido el gag a cargo de Andreu Buenafuente (correcto presentador de la Ceremonia, que gozó de un ritmo casi trepidante, razón por la cual los parlamentos de los presentadores parecían telegramas, tan breves como poco inspirados) a costa de la ininteligibilidad de los diálogos de algunas películas argentinas (como algunos de “El secreto de sus ojos”, que fue elegida Mejor Película Hispanoamericana), entrañable el "momento Mercero" y muy celebradas las entradas de Rosa María Sardá (una de las mejores maestras de ceremonia de la historia de los Goya) y el gran Santiago Segura, que hizo un chiste divertidísimo sobre el "Mejor Montaje", aludiendo a los bochornosos encuentros y desencuentros de Belén Esteban y María José Campanario. El broche de oro, como también la sorpresa y el bombazo, lo constituyó la aparición de un Pedro Almodóvar bastante simpático y casi juvenil, lo cual esperemos haga recapacitar al señor Garci, el otro hijo pródigo que estoy seguro de que un día no muy lejano acabará retornando al hogar.

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