Cine/ "2012"



El día de mañana ni siquiera la independencia evitará el fin de los días





A principios de los años 70, Hollywood intentó hacer frente, una vez más, al imparable avance de la TV, y, tras probar el CinemaScope y el primitivo 3-D, se lanzó a producir películas que narraban terribles desastres y que sólo alcanzarían sus máximas cotas de espectacularidad si se visionaban en la pantalla grande de una sala de cine. Así nació el llamado “cine de catástrofes” (rebautizado por algunos graciosos como “cine catastrófico”, por los penosos resultados de algunas tardías propuestas), que tuvo en “Aeropuerto”, “El coloso en llamas”, “Terremoto” y “La aventura del Poseidón” a sus más insignes representaciones. La fórmula era siempre la misma: reunir a un reparto de viejas glorias y hacerles pasar las de Caín mientras sufrían incendios, naufragios, accidentes aéreos y terribles terremotos. Las 4 películas que he citado fueron, justamente, las más destacadas y también las más afortunadas de tal estirpe, pero hubo muchas, muchísimas más, tantas que, al final, el público se hartó y acabó ignorándolas, con lo que también los estudios dejaron de producirlas y sólo en contadas ocasiones se han vuelto a realizar films de temática e intenciones similares. Uno de los que siguen aferrándose a tan destructivo subgénero es el alemán Roland Emmerich, al que poco debe gustarle la Tierra en que vive porque no hace más que inventar ficciones en las que ésta es destruída una y otra vez. Primero lo intentó en “Independence Day”, luego con “El día de mañana” y nuevamente se pone manos a la obra con “2012”. Basada en oscuras profecías basadas en el hecho de que el Calendario maya (y también el egipcio) concluye exactamente el día del solsticio de invierno del año 2012 (es decir el 21-12-12), conocido popularmente como “El fin de los días”, tras lo cual el mundo que conocemos se extinguirá para siempre, engullido por las fuerzas de la Naturaleza, la nueva película de Emmerich contiene, una tras otra, las claves que han caracterizado a todas sus obras anteriores: falta de originalidad, copia sistemática de modelos precedentes, personajes arquetípicos y unilineales, diálogos torpes y poco elaborados, y, éso sí, acción sin límite y espectacularidad a raudales. Este señor se crió en su Alemania natal disfrutando las grandes obras del fantástico estadounidense, y, poquito a poco, ha ido abriéndose camino hasta el punto de aportar al género grandes taquillazos, lo cual no implica, necesariamente, que haya sido capaz de cuajar una sola buena película. “2012” no es ni mucho menos la excepción, y lo primero que hay que decir es que quien se conforme con verla en internet o pirateada en el ordenador se va a llevar el chasco más grande de su vida, porque lo único que merece la pena de su larguísimo metraje es la espectacularidad de sus efectos especiales (necesaria una pantalla gigante) y la potencia de su sonido digital, características ambas que palidecen, hoy por hoy, en la intimidad de nuestros domicilios, por mucha pantallita de plasma o equipos 5.1 que nos hayamos comprado. Si no fuese por lo estrictamente cinematográfico (la capacidad de hacer creíble lo increíble, la habilidad de convertir lo inverosímil en verosímil, la innegable fascinación de las escenas de destrucción masiva), “2012” sería incluso más floja que cualquier episodio del más repelente culebrón venezolano de sobremesa. Porque ya tiene delito conseguir que incluso John Cusack, uno de los actores más sólidos de su generación, actúe con la misma desgana que, por ejemplo, el Nicolas Cage de sus últimos trabajos. De alguna manera, como luego indicaré al final, “2012” no es sino un refrito de dos de los trabajos antes mencionados de Emmerich, “Independence Day” y “El día de mañana” (hay que echarle morro a la vida para pasarse la ídem repitiendo los mismos temas una y otra vez), y el papel de Cusack está prácticamente calcado de los que hicieron Will Smith y Dennis Quaid en los films citados, o, lo que es lo mismo, inspirado “casualmente” en el que desempeñaba el referido Nicolas Cage en la irregular “Señales del futuro”. Por su parte, el estupendo Chiwetel Ejiofor sería el equivalente al Jeff Goldblum de “Independence Day”, mientras que un avejentado Danny Glover recupera el rol de Presidente de los USA, heroico y viudo, aunque, eso sí, con bastante menos suerte que el que encarnaba Bill Pullman en “I.D.”. Incluso el iluminado Woody Harrelson, tan sobreactuado como de costumbre, parece clonar a Brent Spiner en el film sobre la invasión marciana. La originalidad de “2012” es, pues, nula, su moralina (a la hora de la muerte, las familias olvidan sus diferencias, sobre todo, las causadas por los divorcios y separaciones) parece copiada de los folletos de los Testigos de Jehová, y el giro final de los acontecimientos hacia la construcción de una nueva Arca de la Alianza resulta tan sólo una versión tecnológica de “Sigo como Dios”. Lo único que la salva, lo único que me hace recomendar su visión EN CINE es su portentoso despliegue de efectos especiales, que en un par de secuencias (las que ilustran la huída por los pelos del protagonista por entre los terremotos de San Francisco y el accidentado despegue de la avioneta en el Parque Nacional de Yellowstone) me hicieron exclamar, para mis adentros: “¡Esto es cine!”. La sensación dura, ciertamente, pocos minutos, pero esos minutos valen la pena.



Luis Campoy



Lo mejor: los efectos especiales


Lo peor: los actores, los diálogos, la obsesión de Roland Emmerich por destruir el mundo


El cruce: “Independence Day” + “El día de mañana” + “Señales” + “La aventura del Poseidón” + “Sigo como Dios” + “Deep Impact”


Calificación: 9,5 (para las secuencias de efectos especiales) / 3,5 (para el resto)


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Por favorrrrrrrrrrrrrr....qué película más fantasiosa!!!!!!!!!!.

Un coche cruzando un edificio en medio de una super catástrofe.Y que además, salen todos ilesos. ¿Quién se puede creer semejante fechoría???.

Efectos especiales muy buenos, pero....fantasía...a más no poder.

Cuánta suerte tienen los protagonistas ante tan tremenda catástrofe!!!!!. Tienen más vidas que los gatos.

Tremendamente ridícula.

Un 3 como puntuación, siendo muy generosa.

NO LA RECOMIENDO....(EXCEPTO POR LOS EFECTOS ESPECIALES).
Luis Campoy ha dicho que…
Ya lo decía yo en mi artículo, como película poco o nada nos depara; ahora bien, como efectos especiales es una maravilla. La perfecta excusa para ir al cine, disfrutar de un cartón de palomitas y poco más.

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