Cine/ "RETORNO A BRIDESHEAD"


La british campiña, revisitada

Cuando se habla de “Retorno a Brideshead”, todavía hoy se recuerda, con cariño y veneración, una excelente serie televisiva que, sobre la novela homónima de Evelyn Waugh, protagonizaron, a principios de la década de los 80, unos insuperables Jeremy Irons y Anthony Andrews. La trama era levemente escabrosa, aunque el tratamiento era tan sobrio y exquisito que nadie pudo ofenderse. Charles Ryder, un joven de clase media tirando a baja, conoce en la Universidad de Oxford a un estudiante bastante peculiar. Sebastian Flyte alardea tanto de su posición social como de su evidente homosexualidad, y muy pronto invita a Charles a acompañarle a Brideshead, su lujosísima mansión situada en las afueras de Londres. El contraste entre su mediocre existencia y la ampulosidad en la que se desenvuelven los Flyte obnubila al introvertido Charles, que a partir de ese momento reparte por igual su interés amoroso entre Sebastian, su hermana Julia y la propia hacienda de Brideshead. Lo primero que pensé cuando supe del estreno de esta nueva versión cinematográfica fue que era imposible superar el recuerdo del serial en el que se dio a conocer Jeremy Irons, aunque lo cierto es que los resultados del film que ha dirigido Julian Jarrold no son nada desdeñables. Existe una especie de subgénero que podríamos denominar “Clásicos de la Literatura Británica” que siempre se aborda con especial mimo y respeto, y en el que podríamos incluir un sinfín de títulos en su mayoría memorables como “Orgullo y Prejuicio”, “Sentido y Sensibilidad”, “Lo que queda del día”, “Expiación”, “Frankenstein de Mary Shelley” y algunas adaptaciones de Shakespeare como “Hamlet”, “Othello” y “Mucho ruido y pocas nueces”. Todas estas propuestas tienen asegurado al menos el aprobado, ya sea sólo por su exquisita puesta en escena, ambientación, fotografía y música. “Retorno a Brideshead” no es una excepción, si bien no puede decirse que alcance el nivel de calidad del mencionado precedente televisivo ni el sentido del ritmo de las más logradas “Sentido y Sensibilidad” y “Orgullo y Prejuicio”. También es cierto que la novela de Evelyn Waugh da menos juego que las de Jane Austen; ninguno de sus personajes logra escapar satisfactoriamente de la férrea dictadura de la moralidad victoriana y su dramatismo carece del contrapunto de cualquier aporte cómico, con lo que es menos amena, menos digerible para un espectador medio. Tampoco me pareció acertada la elaboración del casting, donde ni Matthew Goode (“Match Point”) ni Ben Whishaw (“El Perfume”) logran tomarles la medida a sus personajes, convertirse en ellos, y sólo las mujeres logran dejar auténtica huella. A este respecto, citar a una bella y sensual Hayley Atwell como Julia, a una sumamente envejecida Greta Scacchi y a una malhumorada Emma Thompson que parece un clon de Helen Mirren, con la salvedad de que Mirren está cada día más joven y Thompson, cada día más vieja.

Luis Campoy

Lo mejor: la ambientación, la fotografía, Emma Thompson.
Lo peor: no poder contener algunos bostezos durante su segundo acto, la floja composición de Ben Whishaw
El cruce: “Expiación” + “Lo que queda del día” + “Sentido y Sensibilidad”
Calificación: 8 (sobre 10)

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