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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Cambios de look

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Coincidiendo con el inicio de esta nueva (y no dudo que mejor) etapa de mi vida, durante unos días he lucido un nuevo aspecto que confío no tenga que recuperar. Como si de un monje franciscano se tratara, mi cabello parecía recortado tras haber utilizado como molde una ensaladera invertida encasquetada en mi cabeza. Naturalmente, mi carismático y campechano barbero Sebastián no fue culpable íntegramente de este desaguisado. El sólo cumplió mis indicaciones de “ igualar y emparejar ”, pero lo cierto es que a un barbero le gusta más cortar el pelo que a Leo Messi chupar balones, y el hombre se afanó tanto que mi finísimo cabello lució tan emparejado y tan igualado que los destellos de mi cráneo turgente resplandecían homogéneos por toda la superficie. Estaba claro que algo había que hacer para que mi precaria imagen no quedara irremisiblemente deteriorada, y opté por orientar mis folículos capilares en dirección “norte/sur” y no “oeste/este” como de costumbre, un camuflaje temporal que

Cine/ "QUANTUM OF SOLACE"

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El consuelo de la venganza Pequeño paso en falso tras la estupenda reformulación del mito bondiano en “Casino Royale”, “Quantum of Solace” no es ni mucho menos la peor película de la serie (título que se disputarían delirios como “El hombre de la pistola de oro”, “Moonraker”, “Diamantes para la eternidad” o “El mañana nunca muere”), pero sí deja un sabor de boca algo agridulce. El principio del film es apabullante; en realidad, DEMASIADO apabullante: una persecución automovilística por tierras italianas, con James Bond/Daniel Craig zafándose de sus enemigos en el interior de un túnel. El ritmo de la secuencia es vertiginoso, una proeza de filmación y sobre todo de montaje, y lo mejor (¿lo peor?) es que, una vez terminada, enseguida tiene lugar otra secuencia de persecución tanto o más movida que la anterior. Naturalmente, se le presupone a cualquier film del agente 007 la proliferación de este tipo de escenas trepidantes e hiperespectaculares, pero, cuando en apenas 15 minutos ya han t

Matrimonio

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A veces pienso que llevo escrito en la frente, en letras rojas parpadeantes, “ SOY GILIPOLLAS ”. Si no, no entiendo por qué me pasan ciertas cosas. Desde que soy capaz de recordar, el ser comprensivo, paciente, respetuoso, tolerante y, sobre todo, confiado no me ha traído más que disgustos. ¿Sabéis que me he casado dos veces? A menudo suelo decir que la primera es casi como no hubiera existido, ya que no se dieron determinados supuestos que se presuponen en el seno de un matrimonio. Sin embargo, al extinguirse el mismo, al cabo de menos de cinco años, tuve que pagar una pensión compensatoria tras cuyo vencimiento la señora o señorita en cuestión me exigía poco menos que una retribución vitalicia. Parece mentira, pero, para subsanar tal despropósito, tuve que recurrir nada menos que a la Audiencia Provincial de Murcia, e incluso a la Iglesia, que me brindó, con toda justicia y toda lógica, la Nulidad Matrimonial. Casi podría decirse que, tras casi dos años de velar religiosamente por el

Cine/ "RETORNO A BRIDESHEAD"

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La british campiña, revisitada Cuando se habla de “Retorno a Brideshead”, todavía hoy se recuerda, con cariño y veneración, una excelente serie televisiva que, sobre la novela homónima de Evelyn Waugh , protagonizaron, a principios de la década de los 80, unos insuperables Jeremy Irons y Anthony Andrews. La trama era levemente escabrosa, aunque el tratamiento era tan sobrio y exquisito que nadie pudo ofenderse. Charles Ryder, un joven de clase media tirando a baja, conoce en la Universidad de Oxford a un estudiante bastante peculiar. Sebastian Flyte alardea tanto de su posición social como de su evidente homosexualidad, y muy pronto invita a Charles a acompañarle a Brideshead, su lujosísima mansión situada en las afueras de Londres. El contraste entre su mediocre existencia y la ampulosidad en la que se desenvuelven los Flyte obnubila al introvertido Charles, que a partir de ese momento reparte por igual su interés amoroso entre Sebastian, su hermana Julia y la propia hacienda de Bride

De ecografías y empastes

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Tarde de médicos en Lorca. Ayer, justo cuando estaba abriéndose al público el fabuloso centro comercial Parque Almenara, dotado de bolera, tiendas de ropa, hamburgueserías, salas de cine y un hipermercado de la cadena Eroski (por cierto: ningún Eroski tiene el mismo encanto que el de Ronda Sur en Murcia), este humilde servidor de vuestros intelectos tuvo que quedarse anclado en una ciudad que, de momento, sólo utilizo para trabajar y que, si ayer dejé que me retuviera, no fue por ningún motivo lúdico ni agradable. Tengo que admitir que me soliviantan bastante estas necesarias actividades relacionadas con la salud, que siempre es mejor afrontar en buena compañía; claro que ayer tuve que afrontarlas solo, que es lo que suele suceder cuando no hay nadie que te quiera, o cuando quienes te quieren tienen menos de once años o residen a más de cuarenta kilómetros de distancia. El caso es que, una vez cumplida mi jornada laboral, fue poquísimo el tiempo del que dispuse para meterme algo en

Cine/ "SOLO QUIERO CAMINAR"

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Chilis con gangsters Una de las películas que ví durante mi reciente viaje a Alicante fue “ Sólo quiero caminar ”, algo así como una tardía secuela de “ Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto ”, debut en la dirección de Agustín Díaz Yanes , quien también dirige esta segunda entrega, con Victoria Abril protagonizando ambos títulos (por cierto, espero que no os molestéis si os revelo que, definitivamente, no habrá tercera parte, o, al menos, no con la misma protagonista). Ya el tráiler de “ Sólo quiero caminar ” me dejó clavado en la butaca, y con muchísimos deseos de verla. Mis expectativas no se han visto defraudadas en absoluto. Nunca deja de sorprenderme que en esta España de nuestros amores haya quien sepa rodar y montar tan estupendas películas “de género”, y el propio Díaz Yanes es todo un virtuoso, como ha demostrado tanto en la aventura épico-histórica (“ Alatriste ”, en la que sólo rechinaba el confuso y apretujado libreto, nunca la puesta en escena) como en el thrill

Inconformismo

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Menudo cambio. Normalmente, mis fines de semana los pasaba en mi casa, invirtiendo mi tiempo en aumentar y embellecer mi colección de música o cine, a veces sacando a pasear a mis progenitores y salir, salir, tan sólo salía durante aproximadamente una hora, a algún sitio cercano al cuartel general al que había que regresar antes de que las responsabilidades asumidas tocasen retirada. Salvo algunas excepciones en las que mi paciencia se sentía colmada, dí por bueno todo aquéllo y, gozoso, lo asumía como la única alternativa viable. El caso es que uno se acostumbra a todo y, en consecuencia, cuando se sale de la propia casa el viernes y no se retorna hasta el domingo, resulta tan inesperado como gratificante. A un tiro de piedra de menos de hora y media, Alicante sigue en pie, llena de alicientes, llena de expectativas, llena de recuerdos. También está llena de comics, aunque ahora un poco menos tras haberme traído yo unos cuantos. Es parte del ritual: desayuno en la Plaza Nueva frente a

Amor incondicional

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Mi madre lleva dos días llorando. Las decepciones, las frustraciones y la desilusión hay que purgarlas con lágrimas. Y ¿qué es esta puta Vida sino un eterno Purgatorio disfrazado de vistosos oropeles? El destino de un padre no es sino sufrir por su hijo, así tenga tres meses o cincuenta años. A veces, incluso se sufre pensando en los posibles malos tragos que deberá afrontar el vástago cuando su sufrido progenitor ya lleve años muerto y enterrado. Esto es lo que le sucede a mi madre desde que le expliqué cuáles eran las “condiciones contractuales” que la “parte contratante” me impone para mantener vigente nuestro tácito “contrato amoroso”. Para ella (la que me parió), éso de tener que plantearme siquiera la posibilidad de tener que recorrer un montón de miles de kilómetros cuando quiera ver a mis hijos (sus nietos) es algo terrible… Supongo que tan terrible como puede ser para un padre ecuatoriano tener que hacerse a la idea de que su hija pudiera quedarse a vivir por siempre a los mis

Cine/ "RED DE MENTIRAS"

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Yo fui un espía (casi) adolescente Confieso, de entrada, mi suprema admiración al señor Ridley Scott , director de “Red de mentiras”, no tanto por la calidad intrínseca de la totalidad de sus últimos productos, sino por el ansia infatigable de continuar activo, de seguir legando al séptimo arte una serie de trabajos como mínimo estimables, a pesar de haber rebasado ya la frontera de los 70 años. Tanto él como el otro septuagenario ilustre que ahora me viene a la cabeza, Clint Eastwood, son un par de auténticos ejemplos a seguir. Mientras que los recién llegados a ésto del Cine no tienen ninguna prisa por estrenar sus nuevos trabajos, que espacian a razón de dos ó tres años como mínimo, Scott y sobre todo Eastwood acuden fieles a su cita anual con sus fans, especialmente este último, que en este 2008 ha realizado no una sino dos películas. Pero centrémonos en “Red de mentiras”. Para empezar, tengo que decir que, sin considerarme racista en absoluto, me temo que estoy totalmente predispu

Entre el corazón y la razón

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A veces me parece que mi mundo no es el mismo en el que viven mis semejantes, que mi concepto de la Vida ni siquiera se parece al que tienen las personas que me rodean. No sé si estaré cayendo en la paranoia, en una especie de teoría de la conspiración en la que soy el blanco constante de las maquinaciones del Destino, pero desde el día en que me parió mi madre (desafortunado día, me temo) no dejo de pensar que soy como un patito feo en un mundo de cisnes, como un círculo en un mundo de cuadrados. No me entiende ni mi padre. Mi padre… Qué desilusión tiene que experimentar este hombre cada vez que me mira: soy del Barça, voto al PSOE, estoy se-separado y lo más parecido a una relación estable que he tenido en los últimos años me ha tenido yendo y viniendo a los brazos de una mujer ecuatoriana. Si hubiera tenido que hacer caso de los sabios consejos de mi progenitor, mis vítores deportivos serían para Raúl y no para Messi, hubiera debido emular al Santo Job en lugar de separarme y, en ca

No todos los dibujos son infantiles

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Ayer leí en un periódico que una institución llamada ATR (siglas no de “Amar en Tiempos Revueltos”, sino de la “Asociación de Telespectadores y Radioyentes”) clamaba al cielo en relación a lo inconveniente que era la aclamada serie “Los Simpson” para el público netamente infantil. Este es un viejo tema al que alguna vez he aludido en esta misma página: no todo aquéllo que se cuenta mediante la utilización de dibujos animados es de consumo apto para niños. El ejemplo que ponía entonces era el de la serie japonesa “Shin Chan”, que me parece repelente por su feísmo y altamente inconveniente para nuestros hijos por su apología del gamberrismo y la desobediencia. Ahora vuelven a escucharse nuevas críticas contra “Los Simpson” y otros títulos avalados por la misma productora, 20th Fox TV, tales como “Futurama” o “Padre de familia”. Con respecto a “Futurama”, poco tengo que decir, porque creo que no he sido capaz de ver un capítulo completo, por puro aburrimiento y desinterés, pero sí me he t

Yes, We Can

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He soñado con Obama. Es decir, esta mañana, casi madrugada, cuando me desperté, ya sabía que Obama iba a convertirse en el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América, porque en mi sueño, en mis sueños, había sido testigo de su victoria. Ayer no lo tenía nada claro; las últimas encuestas revelaban un peligroso acercamiento de John McCain en la intención de voto, sustentado, sobre todo, en un vendaval de prejuicios acerca del color de la piel del candidato demócrata. Que sí, que, para muchos norteamericanos, el principal atractivo de McCain respecto de Obama es que aquél es blanco. Estas últimas semanas he oído y he leído numerosos vaticinios a cargo de analistas políticos, y la mayoría coincidían en que, a la hora de depositar el voto, muchos de los que, en la teoría, apoyaban al senador demócrata por Illinois, posiblemente “recularan” en el instante en que comprendieran que iban a dotar de poderes casi absolutos a un afroamericano, a un descendiente de esclavos… a un negro, vamo

Retorno

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Esta misma mañana lo he escuchado en la radio: 2.000 familias de ecuatorianos residentes en Murcia, España, han solicitado al Consulado de Ecuador el inicio de los trámites para retornar a su patria. Para ellos es el final de un sueño, justo cuando empezaba a convertirse en pesadilla. Hace apenas unos años veían a España como la Tierra de Promisión: un país europeo, democrático, sumido en una época de prosperidad y en el que se hablaba su lengua materna. Ecuador atravesaba una época complicada y el trabajo escaseaba. Muchos hombres y mujeres echaron mano del espíritu aventurero y se subieron a un avión que aterrizó en un aeropuerto español. Lo habitual en estos casos era simplemente dirigirse al campo o a la huerta más cercana y solicitar empleo. Los españoles nos habíamos ido haciendo tan “señoritos” y remilgados que a algunos les parecía un descrédito y casi una vergüenza tener que agachar el lomo para recolectar tomates o pimientos. Llegó un momento en el que, si pasabas a primera h

Cine/ "LOS AÑOS DESNUDOS"

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Desnudando conciencias Si una película como “Los Años Desnudos” hubiese sido rodada en Estados Unidos, si sus protagonistas no se llamasen Candela Peña, Goya Toledo y Mar Flores sino (por poner un ejemplo) Scarlett Johansson, Keira Knightley y Julia Roberts y a cargo de su dirección no estuviesen Dunia Ayaso y Félix Sabroso sino Paul Thomas Anderson o Jason Reitman, seguramente todos habríamos sido machacados por una publicidad que nos hablaría de “una obra maestra del cine americano, precedida de un fervoroso reconocimiento crítico y un inigualable éxito de taquilla”. Pero claro, ésto es España, nuestra industria cinematográfica está bajo mínimos, la gente tan sólo conoce a directores como Almodóvar, Amenábar o Santiago Segura y quienes pagarán una entrada de cine por ver esta película serán cuatro gatos… por no decir tres y medio. Tras una trayectoria un tanto desigual jalonada por títulos como “Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí”, “Descongélate” o “Chuecatown”, el tándem fo