ATR3: Ultimas Revueltas

Los años 40 (televisivos) tocan a su fin, y, con ellos, la tercera temporada de “Amar en Tiempos Revueltos”, el culebrón socio- político-romántico de las sobremesas de la 1 de Televisión Española. Ya sabéis, mis más o menos habituales lectores, que se trata de la única “novela” que ha conseguido despertar y mantener mi atención, y que prácticamente es lo único que veo en la tele. En este mes de agosto ya debe ir culminándose el “relevo generacional” de los protagonistas de las subtramas actuales, que cederán a partir de septiembre el testigo a los nuevos personajes que nos acompañarán durante un año de nuestras vidas. La táctica de solapar una temporada con otra ya la pusieron en práctica los chicos de Diagonal TV en el verano de 2007, que fue cuando gradualmente aparecieron la linda “francesita” Alicia Peña (Sara Casasnovas), sus tíos Regina (Marta Calvó) e Hipólito Roldán (Antonio Valero), el amable profesor Alvaro Iniesta (Jesús Cabrero) y el atractivo agente secreto Fernando Solís (Carlos García). Creo que fue precisamente por estos recién llegados por los que me interesó un producto que hasta ese momento me había parecido (supongo que erróneamente) otro culebrón del montón. Pero la historia del profesor maduro enamorado secretamente de su alumna, la combinación de la trama de espionaje protagonizada por el citado Fernando con la actividad de la productora cinematográfica que le sirve de tapadera y, por encima de todo, el sobresaliente y nunca bien ponderado trabajo interpretativo de Antonio Valero, Jesús Cabrero, Marta Calvó, Luis Hostalot (don Adriano), Ana Villa (Sole), Roberto Mori (Juanito el Grande) y Joan Llaneras (don Senén) me cautivó. Ah, ¿para qué mentir?, tampoco me repelió precisamente el sex-appeal de la joya/joyera Lola Marceli. Después de doce meses en los que hemos visto casi de todo (el rodaje de una película sobre el emperador Maximiliano, un atentado frustrado contra el Generalísimo, el secuestro, violación y posterior asesinato de una retrasada mental, el suicidio del joyero/usurero del barrio, el regreso del joven cura que dejó embarazada a una fotógrafa, un marinero fantasma que vendía relojes, y, especialmente, el hundimiento moral y laboral de un Hipólito Roldán que debería merecer todos los premios para su alter ego Antonio Valero), ya casi nada podría sorprendernos: casi nos parece lógico que Alicia acabe desenamorándose de su amante revolucionario (Fernando) en favor de su marido-profesor, que un rojo ex-presidiario se cure milagrosamente de su tuberculosis o que un “camisa vieja” como Roldán acabe violentando a su sobrina y, acto seguido, a su propia hija (todo ello en horario infantil). Dicen que la cuarta temporada está previsto que sea la última, y en ella tendremos, entre otros, a Manuel Bandera, a Angel Pardo, a Miguel Ortiz, a Marina San José (hija de Ana Belén y Víctor Manuel) y a unas recuperadas Ana Turpín y Nuria Fergó. De momento, pienso seguir al pie del cañón (televisivo) para ver si persiste mi interés hacia la serie; luego, ya veremos hacia dónde conducen sus insospechadas vueltas y revueltas…

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