Tener la procesión en paz

Inmersos en la Semana Santa, ya casi entrando en su recta final, ayer viernes sufrí mi particular calvario por obra y gracia de un antipático videoaficionado que se creía con más derechos que los demás alhameños. Desde hace apenas tres o cuatro años, a alguien del Ayuntamiento se le ocurrió la magnífica idea de que ya era hora de explotar comercialmente los desfiles procesionales, así que se compraron como tres millones de sillas de la playa que, en los días de mayor relumbrón penitencial, se disponen en dos filas enfrentadas a ambos lados de la avenida Sierra Espuña, la principal arteria de la ciudad. Los encargados de explotarlas comercialmente son un grupito de inmigrantes sudamericanos que saben de las tradiciones murcianas lo mismo que yo de física cuántica, y cuya única misión parece ser la de colocar las sillas y luego cobrarte dos euros por sentarte en cada una de ellas. Como acomodadores, desde luego, no harán carrera: hace un par de primaveras, mi familia y yo compramos religiosamente (nunca mejor dicho) nuestro derecho a presenciar el desfile (in)cómodamente sentados prácticamente a la puerta de nuestra casa, y al final acabamos diseminados y desubicados porque una pandilla de caraduras de la tercera edad ocuparon nuestros asientos y se negaron a levantarse cuando el sillero, tras mi reclamación, intentó vanamente hacer prevalecer nuestros derechos. Ayer por la mañana volvió a ocurrir tres cuarto de lo mismo. Madrugué (relativamente) y salí con mi hijo para comprar las sillas en las que un par de horas más tarde presenciaríamos el cortejo, con tan mala suerte que, cuando comenzó éste, un repelente individuo, minicámara de video al hombro, se colocó casi en mitad de la calle, con la sana pretensión de filmar el devenir de la procesión. A mí me parece de perlas que todos podamos tener nuestros propios recuerdos de los eventos que presenciamos, pero que un cantamañanas se ponga delante de mí y me tape la visión, máxime cuando yo había comprado una silla y él no, me sentó tan bien como un puñetazo de Rocky Balboa en la boca del estómago. Hace años, lo hubiera sufrido en silencio y con más o menos estoicismo, pero ayer me levanté y le dije al interfecto: “Oiga, ¿le importaría meterse un poco hacia la acera? Es que no me está dejando ver la procesión”. “Pues ya la verás cuando pase por tu lado”, me contestó, sin cortarse un pelo, el repelente videoaficionado. En ese momento, me hubiese gustado que la leche que mamé de mi madre fuese menos noble y bondadosa, porque, una vez más, no supe reaccionar y simplemente me sonrojé, haciendo mío el bochorno que tan conspicuo personaje era incapaz de sentir. Me pregunto cómo pueden existir tipejos así, que tal vez se creen que la calle es sólo suya y suyos son únicamente los privilegios. Si tan convencido estaba de que a mí me bastaba con ver la parte de desfile que se desplegaba frontalmente a mis ojos, ¿por qué diablos no se aplicó a sí mismo su propia teoría? ¿Por qué un tipo maleducado y mal encarado pensó que su afición por el video podía eclipsar mi deseo de tener la procesión en paz?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que agobio de Semana santa, ya tengo ganas de que se pase. Buen blog, escribes bien.
Anónimo ha dicho que…
Gracias, Marga. ¿Eres recién llegada? Me alegro de poder saludarte. Sí, ya van pesando tantos desfiles, por mucho que a algunos nos gusten este tipo de acontecimientos, que, como más se disfrutan, es en la compañía de los niños.
Anónimo ha dicho que…
A mi me trata asi un gilipoyas incibilizado y creo que le suelto una ostia. A lo mejor eres demasiado blando.
Anónimo ha dicho que…
Amigo anónimo, yo no lo habría podido expresar mejor, jajajaja. Pero no, no creo que estas cosas (ni ninguna) deban resolverse con "ostias", y a lo mejor tampoco con "hostias" de las otras. Lo que em fastidió fue la conducta arrogante y prepotente del señorito en cuestión, a quien espero que el video que grabó se le vea de p.... madre.
Anónimo ha dicho que…
Hace tiempo que no te hablo por aqui...asi que un abrazo mi querido amigo Luis. !¡y ya sabes, PACIENCIA con el personal, como siempre en la viña del Señor "hay de todo".

lo dicho un beso y un abrazo.

MARISA

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