Dualidades


La vida se divide en dualidades. Día y noche, blanco y negro, bien y mal, salud y enfermedad, SER y COPE, PSOE y PP, Royal y Sarkozy. La vida se divide en dualidades, y la Liga de fútbol, también. Nuevamente, Barça y Madrid se disputan el Campeonato de Primera División los dos solitos, enemigos irreconciliables que, desde tiempos inmemoriales, tienen dividido en dos a todo un país. ¿Quién le iba a decir al honorable Joan Laporta que el equipo que tenía que haber ganado siete títulos en la temporada 2006-2007 se iba a encontrar, a estas alturas de mayo, a sólo dos míseros puntos de su eterno archienemigo y con tan sólo dos competiciones todavía en juego? Campañas como ésta son las que deberían servir para que determinados personajes se diesen un merecido baño de humildad, aunque lo cierto es que, el año pasado, cualquier aficionado el balompié podía bostezar de aburrimiento al contemplar lo abrumadora que era la superioridad azulgrana. Quizás por éso los culés hemos permitido que los merengues nos pisen los talones. Para que el interés y la emoción no decaigan. Bromas aparte, el hecho es que quedan cinco jornadas y ninguno de los dos superclubs puede permitirse ni un solo fallo. No sólo por orgullo y prurito, sino porque el Sevilla viene pisándoles los talones. En estas postrimerías de la Liga es cuando el combustible que mueve el Deporte Rey (los goles) está poniendo a cada uno donde debe estar. Si los goles del recuperado Samuel Eto’o están volviendo a ser decisivos para su equipo, no es menos cierto que los tantos que está cosechando Van Nistelrooy están siendo igualmente determinantes para un Madrid que ha perdido a un líder histórico (Raúl) cuya pólvora parece definitivamente quemada. Por si acaso, por si con las habilidades deportivas de los jugadores blancos no fuese suficiente, desde el Bernabéu está maximizándose la tensión haciendo correr rumores malintencionados acerca de supuestas envidias entre el citado Eto’o y el carismático Ronaldinho, mientras que en el Camp Nou se sugiere que los futuros rivales del Barça ya están empezando a recibir sendos maletines cargaditos de merengue. También hay quien piensa que ¡oh, paradoja! el Madrid tiene ventaja por haber sido eliminado de la Copa del Rey, mientras que los catalanes están obligados a dividirse en dos agotadores frentes. Frente a esos conformistas autoconvencidos, yo prefiero pensar que los dos torneos abiertos pueden no ser una cruz sino simplemente una duplicidad de probabilidades de éxito, aunque, no hay que ser ingenuos, lo que realmente cuenta (con todos mis respetos a la Casa Real) es el Título de Liga. Es la hora de los jugones y las estrellas, de Gago y de Messi, de Robinho y de Ronaldinho, de Guti y de Deco. Es la hora de la Verdad, y para ser Inmortales… sólo puede ganar uno.

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