Cine: mi comentario sobre "ROCKY BALBOA"
Han tenido que pasar 30 años desde el estreno del primer “Rocky” para que muchos se den cuenta de que Sylvester Stallone no es un mal tipo. Al igual que, por ejemplo, John Wayne, se trata de un actor de limitado repertorio gesticular, experto en interpretar una y otra vez el mismo papel (o sea, interpretarse a sí mismo), y siempre o casi siempre adscrito a cierta ideología reaccionaria o, como mínimo, conservadora. Ambos (Wayne y Stallone) flirtearon alguna que otra vez con la dirección (muchas más veces S.S. que J.W.), y los dos han sido, en algunos momentos de su carrera (Wayne durante mucho más tiempo), los actores favoritos de América. La gran diferencia es que, mientras John tuvo la fortuna de trabajar a las órdenes de los mejores directores de su tiempo (John Ford, Howard Hawks, Henry Hathaway), a Sylvester, por lo general, le han tocado simples artesanos del montón, junto a los cuales ha configurado una carrera en la que, básicamente, se ha limitado a lucir sus músculos. No