Cine: mi comentario sobre "LA DALIA NEGRA"

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Para quien ésto suscribe, “L.A. Confidential”, que dirigió el muy irregular Curtis Hanson en 1997, es, sin duda una de las últimas obras maestras que ha dado el Séptimo Arte. Independientemente de sus innegables valores artísticos y estéticos, todos ellos ensamblados a la perfección, una de las claves del resultado final de tan celebrada película fue su base literaria, inspirada en la novela homónima de James Ellroy.

Han pasado casi diez años y nuevamente una novela de Ellroy ha vuelto a ser llevada al cine, por un autor tanto o más irregular (Brian De Palma)… aunque con resultados bastante menos satisfactorios.

Con múltiples puntos en común con “L.A. Confidential”, a la que precedió en cuanto a fecha de publicación, “La Dalia Negra” cuenta nuevamente una historia cuyos protagonistas son policías, más o menos idealistas, más o menos corruptos, que no dudan en tomar bajo su protección a la rubia casquivana de turno, y tratan de desentrañar a su manera una compleja maraña llena de vasos comunicantes, con una trama central en este caso: el horrendamente violento asesinato y mutilación de una joven aspirante a actriz.

Que Brian De Palma ha filmado a lo largo de su carrera un puñado de buenas películas (“Fascinación”, “Carrie”, “Vestida para matar”, “Scarface / El precio del poder”, “Los Intocables de Eliot Ness” o “Atrapado por su pasado”) no voy a ser yo quien lo discuta, pero no olvidemos que también ha perpetrado mediocridades como “Doble cuerpo”, “Corazones de hierro”, “En el nombre de Caín” o “Femme Fatale”. Se trata, en suma, de un autor no del todo fiable, que en “La Dalia Negra” no ha andado nada, nada fino.

En primer lugar, el guión hace aguas por todos lados, consecuencia de la obligada condensación de las tropecientas páginas de la novela, de las que sin embargo se han mantenido casi todos los personajes secundarios, incluso los que son mencionados una vez y aparecen dos, por lo cual el espectador llega un momento en que no sabe de quién demonios le están hablando, y ni siquiera si tenía que ver con el caso central de la Dalia Negra o con cualquier otra de las historias que tan de pasada apenas quedan esbozadas. Por otra parte, hay algo en el tono estético de la película (fotografía, vestuarios y elementos de atrezzo y decoración) que resulta falso, artificial. La mayoría de los escenarios “cantan” a decorado, la iluminación casi nunca es la apropiada y los coches aparecen tan nuevos e impolutos que se nota que son piezas de museo prestadas para realizar un film de época.

Tampoco el elenco interpretativo está ni mucho menos brillante, aunque hay que convenir que la culpa no es íntegramente suya. La elección de Josh Hartnett suele ser equivocada para cualquier película (¿se nota que el chico no es santo de mi devoción?), pero es que aquí tiene que llevar a cabo un papel de “duro”, de los que años atrás hubiera encarnado magistralmente John Garfield, y Hartnett parece tan imberbe e inmaduro que no hay quien se lo crea. Scarlett Johansson, tal vez la “novia” del Hollywood actual, es indiscutiblemente bella y reúne una carnosa cantidad de atributos físicos… pero de ahí a que sea la actriz indicada para un personaje supuestamente torturado por los remordimientos, media un abismo que sólo hubieran salvado ilustres predecesoras como, sin ir más lejos, Lana Turner (aunque Kim Basinger tampoco lo hacía nada mal en “L.A. Confidential”). Hillary Swank, ganadora de dos Oscars (ambos, por cierto, por películas cuyo título original no se tradujo al español: “Boys Don’t Cry” y “Million Dollar Baby”) sabe perfectamente cómo actuar, pero cuando trata de aparecer no sólo bella sino turbadora, hay algo que no funciona… cómo aquí sucede. Generalizando, pienso que todos los actores que se pasean por “La Dalia Negra” están mal y desganadamente dirigidos, como, por otra parte, ha ocurrido en algunas otras de las películas menos ilustres de De Palma, director que donde mejor funciona es a la hora de encuadrar, planificar e imaginar portentosos travellings… descuidando las indicaciones y motivación que los intérpretes necesitan. Tan sólo haría dos únicas excepciones: Aaron Eckhart, que siempre está estupendo, y la frágil Mia Kirschner, que presta su físico a la infortunada Dalia Negra, denominación sacada de una añeja película de Alan Ladd que se titulaba “La Dalia Azul”.

Decepción. Así califico a esta película, que ni alcanza el interés y tensión de la novela en que se basa, ni resulta inteligible ni mucho menos entretenida, con demasiadas lagunas en su ritmo. Entre los momentos de bajón y lo difícil que es no perderse en el laberinto de nombres propios, entre lo mal que están la mayoría de los actores y lo risibles que resultan algunos de sus momentos clave, lo único que uno puede hacer es concentrarse en la irreprochable pericia técnica de su director… lo cual no sirve de consuelo a casi nadie.

Calificación: 5 (sobre 10)

Luis Campoy

Comentarios

Carmen ha dicho que…
Bingo, en este caso sí que puedo opinar claro está que he visto la película. Comparto contigo tal decepción, ellas bellas pero en el papel inadecuado y él, soso, muy soso.
Anónimo ha dicho que…
Gracias de nuevo por tu comentario. En relación a la película no la he visto aunque la actriz no es de las que más me gusten. Un saludo

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